Capitulo 21

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Alix

—¿Entonces?—le pregunto a Merari mientras doy golpes al saco—vamos por un helado, Nicolás no se molestará si nos acompañas.

Ella deja de darle golpes al suyo para mirarme un tanto molesta por lo que acabo de decir.

—Sinceramente chula, no me gustaría tocar el violín—sonrío—salgan ustedes y después salimos solas las dos.

—No irás a tocar el violín—blanqueo los ojos cuando ella hace lo mismo—mi hermano Trevor también irá y será un buen momento para presentártelo.

La miro con ojos de corderito manso, pestañeo varias veces, hacer esto casi siempre me ha funcionado, solo espero que con ella no sea todo lo contrario. Merari y yo hemos entablado una buena relación amistosa. Desde la última vez que liberé tención, he seguido viniendo y ella se une a mis entrenos y yo en ocasiones me uno a los de ella. Debo admitir que hay veces en las que quedo que no puedo con mi cuerpo, porque esta mujer tiene mucha residencia y sus ejercicios son bastante exigentes.

—Está bien—chillo de la emoción dando un saltito para abrazarla—pero no puedo durar mucho tiempo, debo cuidar a mamá, ya que mi hermana saldrá más tarde.

Asiento con una sonrisa de oreja a oreja y nos vamos juntas al baño para duchar nuestros cuerpos y deshacernos del exceso de sudor. Mientras nos bañamos vamos hablando de la vida, más que todo de su mamá. Es una señora de mucha edad, que sufre de alzhéimer y en repetidas ocasiones ha salido de la casa sin que su hermana ni ella se den cuenta y pierde el conocimiento. No sabe dónde se encuentra, camina sin rumbo fijo y las mujeres deben salir como almas en pena en busca de ella.

Le aconsejé que buscara quien la cuidara, como una enfermera, pero no tiene como pagar una, ya que las que ha intentado conseguir, cobran más de lo normal. Dice que su hermana se encarga de ella por las tardes ya que trabaja apenas sale el sol y ella la cuida por la mañana, ya que después de venir a gimnasio sale directo al trabajo. Sin embargo, hoy es su día libre y por eso quiero que haga algo diferente y no la rutina que ha establecido en su vida.

—¿Tu hermana es la mayor?—pregunto saliendo del cubículo

—No—la escucho decir—yo soy mayor que ella, aunque no nos llevamos mucho de diferencia.

Sale de su cubículo cuando yo ya estoy vestida, a esa mujer le gusta echarse agua, dice que es una planta ya que todo el tiempo quiere que la rieguen. Cepillo mi cabello para desenredarlo y tomo un lazo en mis manos y me lo coloco en la parte de atrás de mi cabeza dejando unos flequillos sueltos en mi frente.

—Lista—observo a Merari y no puedo creer que haya terminado de arreglarse primero que yo—eres lenta, mujer.

Suelto a reír y luego de estar completamente decente y oliendo a rico, decidimos salir del baño para esperar a los chicos. No es mucho lo que tuvimos que hacerlo, ya que Nicolás suele ser muy puntal. Hoy se disculpó por un par de minutos de retraso, pero fue por atender unos asuntos de los negocios que tiene.

—Trevor—hago que mi hermano me preste atención—ella es mi amiga y compañera de entreno, Merari.

Le extiende su mano a mi amiga y no puedo evitar notar el rubor que se torna en sus cachetes. Enarco una ceja y miro a Nicolás que al parecer también ha notado los mismo que yo. Me toma de los hombros para abrazarme y darme un beso en la frente. Me guía hasta el auto y abre la puerta de copiloto para que yo tome ese lugar.

Manejamos hasta una heladería que queda cerca a mi casa, ya que le dije a Merari que pasaríamos para presentarle a mi hermana y a Jessica, quienes seguro están viendo una película de terror, esas que tanto les gustan ver, para luego en la noche estar molestando porque tienen miedo. De mi hermana lo paso porque aún sigue siendo una niña, pero de Jessica, que es una mujer profesional, hecha y derecha, me parece absurdo. Aunque bueno, admito que en el momento de ver la película uno se emociona y se asusta, pero ya cuando se acaba y cae la noche, y sabes que es ficción, ya es tontería.

Heridas [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora