Rhaenyra.
—¡Visenya!—grite en busca de mi hija que se me había perdido por segunda vez en el día.
Desde que había aprendido a gatear se bajaba de su pequeña cuna y se escabullia de las damas.
—Oh, eres tan parecida a tu madre—frunci el ceño al escuchar aquella voz y los balbuceos de mi hija al otro lado del pasillo.
—Alicent—pronuncie su nombre lentamente.
—Oh, Rhaenyra—su mirada pasaba de mi a Visenya en segundos—La encontré en la puerta de mis aposentos, me recuerda a Helaena cuando empezaba a caminar—ignoraba el hecho de que acunaba a mi hija entre sus brazos como si fuera la suya—Creo que fue una casualidad que esta preciosura me encontrara justo cuando iba a buscarte.
—¿Ibas a buscarme?—aquello despertó mi curiosidad.
—Sí—miró a todos lados antes de sacar un pequeño papel de la manga de su vestido—Aemond envío esto.
Abrí el pergamino con cuidado y leí atentamente su contenido.
—¿Aelor y Daenaera?—la mire confundida y ella volvió a observar a su alrededor.
—No digas sus nombres en voz alta. Recuerda que Lord Borros buscara la manera de vengarse del padre de tus nietos—cuadre mis ojos al escuchar su burla.
—También son tus nietos, Alicent—estire mis brazos a Visenya que rápidamente correspondió y la tome besando sus mejillas.
Iba a irme, pero me detuve y la mire con una sonrisa.
—¿Estás segura que esas eran palabras de Aemond? Parece más Eggy—me arrepentí de llamarlo así cuando vi su pequeña sonrisa.
—Aemond tiene una extraña obsesión con tu nariz y tus ojos—negó y volvió fijar su vista en mi rostro y en el de mi hija—Esta convencido de que ustedes se parecen a la princesa Alyssa, pero tú, Aemma y Visenya son iguales y ahora Daenaera.
Trague grueso al escuchar como se había referido a mi reina, a mi pequeña Aemma.
—¿Cómo...
—Aegon me lo contó sin querer un día—sonrío—Lo siento mucho, Rhaenyra.
—Alicent—la llame cuando vi que estaba dispuesta a entrar a su habitación.
—Ven a cenar conmigo esta noche, Rhaenyra. Tengo cosas que hablar contigo.
En algún otro momento me hubiese negado, pero se trataba de tantas cosas que no podía evitar decirle que no.
Asentí y me retire para volver a mi habitación. Me cruce con Harwin y lo jale a los pasadizos con mi brazo libre.
—Mi princesa—murmuró y sonreí besandole las mejillas.
—Aelor y Daenaera—susurre en su oído y frunció el ceño.
—¿Qué?
—Son nuestros nietos—sonreí ante la idea de ver a esos dos pequeños.
Mi bebé había tenido bebés.

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LA GUERRA DE DOS REINAS.
FanfictionAdeline Targaryen. Primogénita de Rhaenyra y su espada juramentada Sir Harwin Strong. Muchos hablaban de ella, su cabello era negro y oscuro como la noche, pero tenía aquellos ojos violetas uno de los rasgos característicos de los Targaryen. Cada...