Capítulo Tres

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Harry se quedó mirando la carta con perplejidad, sintiendo un nudo en el estómago al leer su contenido. Jamás habría esperado recibir una propuesta semejante, y la incertidumbre de no saber cómo responder lo llenaba de desesperación. No podía simplemente rechazar la invitación, pero al mismo tiempo percibía que aceptarla podría significar atarse a algo que no estaba seguro de querer. Se levantó de su escritorio y comenzó a pasear de un lado a otro en su oficina, como si el movimiento pudiera aclarar sus pensamientos. Finalmente, se acercó a la ventana y la abrió de par en par, buscando desesperadamente un poco de aire fresco que le ayudara a despejar su mente.

Harry respiró profundamente y se permitió un momento de contemplación, dirigiendo su mirada al jardín que se extendía ante él. Era finales de primavera y los lirios estaban en plena floración, añadiendo una belleza especial al paisaje. Recordó cómo su madre solía encargarse personalmente de plantarlos, a pesar de que tal actividad no era propia de una dama de su posición social. Sin embargo, ella encontraba placer en cuidar y diseñar la decoración de los jardines, era uno de sus pasatiempos favoritos. Harry dejó escapar un suspiro y volvió su atención al trozo de papel que reposaba sobre su escritorio.




Su Excelencia,
Vizconde Harry Styles

Estimado Vizconde,

Espero que esta carta le encuentre en buena salud y alta estima. Permítame expresar mi sincero interés en un asunto que considero de gran importancia tanto para su linaje como para la estabilidad de nuestra querida nación.

Me gustaría discutir personalmente un asunto de gran importancia que considero que sería de mutuo interés para ambos. Dada la confidencialidad y la delicadeza del asunto, propongo que nos reunamos en la elegante residencia del Marqués de Winstone, un hombre de gran renombre y confiabilidad en nuestra sociedad. Su mansión, conocida como Thornfield Hall, proporcionará el ambiente adecuado para nuestras discusiones privadas.

Espero con ansias su pronta confirmación para esta reunión. Estoy seguro de que encontraremos soluciones mutuamente beneficiosas para abordar el asunto en cuestión.

Con mis más cordiales saludos,

Peter Tomlinson
Su Majestad, el Rey



Una propuesta de matrimonio. ¿Pero con quién? Harry se sintió desconcertado ante la idea. No tenía planes de casarse, y mucho menos con un miembro de la realeza, donde estaría sujeto a la mirada crítica de demasiadas personas. ¿Acaso era con un príncipe? Eso era imposible. Los príncipes y las princesas se casaban entre sí, o con duques, duquesas, príncipes o princesas de igual rango. No con un vizconde como él. A pesar de su considerable fortuna, su reputación mancharía la del príncipe Leopold o la princesa Margaret.

Un golpe resonó en la puerta antes de que James, el mayordomo, hiciera su entrada.

—Su Excelencia, me complace informarle que la señorita Caroline ha llegado y espera en el vestíbulo para verlo.

Lo que le faltaba. Su hermana.

Harry dejó escapar un leve suspiro de resignación.

—Gracias, James. Por favor, indíquele a mi hermana que estaré con ella en unos momentos. —Harry pasó sus dedos por su frente, intentando alisar las arrugas de preocupación. —Le agradezco su diligencia en informarme.

Con un gesto de asentimiento, James se retiró y cerró la puerta tras de sí con delicadeza.

Harry descendió al salón, donde encontró a Caroline, aguardándolo con su habitual gracia. Ella irradiaba una belleza que recordaba a la de su madre, con el cabello oscuro como el suyo, unos ojos verdes penetrantes y una nariz recta que confería elegancia a su rostro. Sus pómulos, siempre ligeramente sonrojados, realzaban su encanto natural.

Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora