—Entonces hazlo. Y la próxima vez que intentes convencer a alguien de que lo quieres, no vayas con el olor de otro omega encima. Me das asco —dijo con un tono gélido, su voz cargada de veneno. Sin esperar respuesta, se volvió con una rapidez y gracia sorprendentes, montando su corcel con la destreza de un jinete consumado. Partió, no con la velocidad precipitada de un arranque impulsivo, sino con la determinación meditada de quien ha tomado una decisión irrevocable.
Harry, estupefacto, permaneció en su sitio, los pies enraizados en la tierra como si la escena hubiese robado su capacidad de moverse. La estela de Louis se desvaneció en la distancia, dejando a Harry solo con la ira y la vergüenza que bullían dentro de él, como una marea que amenazaba con desbordarse. Cerró la mandíbula con una resolución furiosa, sintiendo cada fibra de su ser vibrar con la humillación y el enojo.
Con movimientos lentos y deliberados, montó en su propio caballo, dirigiéndose de regreso al palacio. El camino, que debería haber sido sencillo, se convirtió en un sendero tortuoso mientras su mente se llenaba de recriminaciones. ¿Cómo había sido tan insensato? La pregunta martilleaba en su cerebro, su vergüenza tan palpable como el viento que azotaba su rostro.
Al llegar al palacio, la gravedad de su propósito no admitía dilación. Se dirigió a Lord Chamberlain, su voz firme a pesar del tumulto interno.
—Necesito hablar con Su Majestad el Rey —declaró con una urgencia que no dejó lugar a la duda.
Pronto, Harry fue admitido en el estudio del real. Aún envuelto en la tormenta de pensamientos que su reciente altercado con Louis había desencadenado, entró en la estancia con pasos vacilantes. El rey Peter, alzando la mirada de sus papeles, se levantó para recibirlo, una expresión de expectativa y amabilidad en su semblante.
—¡Ah, Harry! Qué fortuna que has venido. Imagino que vienes a informarme en persona sobre tus planes con mi sobrino Louis —dijo el rey, su tono jovial apenas enmascarando la anticipación que brillaba en sus ojos. Se acercó a Harry, posando una mano amistosa en su hombro. —Felicidades.
—Majestad, gracias, pero- —comenzó Harry, su voz cargada de una inquietud que no podía disimular.
—¿Pero? —interrumpió Peter, con una mezcla de fingida sorpresa y diversión en su tono. —¿Ya problemas antes de siquiera empezar?
—Vengo a decirle que se cancela el compromiso.
La mano del rey se deslizó de su hombro, y la alegría que iluminaba su rostro se apagó de inmediato.
—¿Por qué?
Harry, evitando la mirada inquisitiva, bajó los ojos y se llevó las manos a las caderas, como si con ese simple gesto pudiera contener la marea de emociones que lo invadía.
—Louis no quiere casarse. Al principio, cuando usted me propuso la idea, pensé que compartía el mismo sentimiento, aunque no esperaba amor —admitió, su voz temblorosa con la tensión—. Pero él realmente no desea este matrimonio. No puedo obligarle.
—Ay, Harry —respondió Peter, su tono cambiando a una despreocupación casi condescendiente. —Parece que realmente no conoces a mi sobrino —dijo mientras se dirigía hacia un rincón acogedor del estudio, donde aguardaban cómodos sofás. Harry lo siguió, sus pasos lentos y pesados sientiendo el peso del mundo en sus hombros.
Se sentaron, y un sirviente les sirvió una copa de brandy, el aroma dulce y fuerte llenando el aire. Peter saboreó la bebida durante un largo segundo antes de continuar.
—Vizconde, nuestro Louis es un joven al que le gusta jugar a ser atrapado. No hablaba en serio; simplemente disfruta sintiéndose deseado y perseguido.
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Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕
FanfictionEl vizconde Harry Styles, acosado por rumores de libertinaje, cree encontrar la solución a sus problemas en el barón Louis Tomlinson. Atractivo pero peligroso, Louis despierta en Harry una fascinación irresistible, aunque cada rechazo de Louis solo...