Capítulo Quince

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Cuando Louis cruzó el umbral de la imponente Casa de los Aldridge, fue recibido con una efusividad que lo dejó momentáneamente aturdido. El aire en el elegante recibidor, decorado con exquisitos candelabros y tapices de ricas tonalidades, vibraba con la anticipación de una velada dedicada a la sociabilidad de los omegas.

—¡Señor Tomlinson! —exclamó Lady Beatrice Aldridge, una mujer cuya exuberancia igualaba su estatura. Avanzó hacia él con un entusiasmo palpable, sus pasos resonando ruidosamente sobre el mármol, los brazos extendidos en un gesto de acogida que parecía querer envolverlo.

Louis, sorprendido pero educado, esbozó una sonrisa y respondió con la cortesía habitual.

—Buenas noches, mi Lady —dijo, su voz firme pero suave, inclinándose ligeramente en señal de respeto.

Lady Beatrice, con una sonrisa radiante, lo tomó de la mano con familiaridad y lo condujo hacia el salón principal, donde una asamblea de omegas esperaba ansiosa. La anfitriona había orquestado esta cena con el propósito expreso de presentar a Louis en sociedad como un omega digno de tal distinción, ahora que estaba prometido a un alfa de notable renombre.

El grupo de omegas se abalanzó sobre él en un torbellino de risas y preguntas. La curiosidad chispeaba en sus ojos mientras se turnaban para interrogarlo sobre sus sentimientos respecto a su compromiso con Harry, el hombre más deseado de las últimas temporadas. Las preguntas, aunque entusiastas y llenas de afecto, bordeaban a veces la impertinencia, pero Louis se permitió hallar un toque de diversión en la situación.

—¡Qué emoción debe ser, señor Tomlinson! —exclamó una joven omega, sus ojos centelleando. —Debe sentirse como en un sueño estar prometido a alguien como él.

Otra omega, observando su anillo, comentó con un tono que pretendía ser casual: —Es muy bonito, aunque un poco pequeño, ¿no?

Louis, ocultando cualquier molestia, sonrió con afecto, su mano cerrándose alrededor del anillo que llevaba.

—Es absolutamente perfecto para mí, —respondió con serenidad.

Lady Beatrice, con su inagotable entusiasmo, lo llevó hacia un grupo de sofás donde podrían conversar con mayor comodidad.

—Ah, qué alegría que hayas podido venir, —dijo con una sinceridad casi infantil. —Es esencial, ahora que te casarás con uno de los hombres más sociables, que te integres bien con nosotros, querido.

Louis asintió con educación y permitió que lo guiaran hacia el asiento asignado. Cuando se acomodó, notó que a su lado se encontraba Alec, el único omega que no había corrido a saludarlo con el mismo fervor.

—Buenas noches, —dijo Louis, con una inclinación de cabeza, sus labios curvándose en una sonrisa genuina.

—Louis, —respondió Alec, con un tono tranquilo y una mirada que reflejaba una calma serena. —No quise sumarme al atropello, —añadió, su voz suavemente irónica.

Louis soltó una risita ligera, sintiéndose momentáneamente aliviado de la intensa atención. La experiencia de ser el foco de tantos elogios y curiosidades le acariciaba el alma, aunque también le provocaba una ligera vergüenza. No estaba acostumbrado a recibir tantas alabanzas.

—Me alegro, —admitió Louis con una sonrisa cómplice. —Creo que me ven como una exhibición en un zoológico. Aunque no se compara a cuando recién llegué.

—Oh, he oído, —comentó Alec, sus ojos mostrando una chispa de comprensión. —Habían muchas habladurías sobre ti.

Louis asintió, su rostro reflejando un recuerdo amargo pero que ya no le hería como antes.

Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora