Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕

Capítulo Veintiuno

Harry se hallaba absorto en la penumbra de su oficina, la luz del sol apenas traspasaba las pesadas cortinas, brindando un resplandor que iluminaba sus ocupaciones. Los dedos de Harry recorrían con meticulosidad las cartas que debían ser despachadas y los documentos que aguardaban su firma, cuando la puerta de la estancia se abrió con un leve chirrido. Alzó la mirada para encontrarse con la figura resuelta de Louis, quien entró sin vacilación.

Era evidente que la partida de su hermana Caroline, un evento reciente pero significativo, había traído consigo una ráfaga de desasosiego. Caroline se había ido temporalmente, ya que su esposo deseaba verla una vez más. No obstante, Harry anticipaba con satisfacción el pronto regreso de su querida hermana, cuyo regreso siempre traía consigo una brisa de frescura a la atmósfera del hogar, hogar que ahora compartía también con Louis.

Sin embargo, Alec, perceptivo como pocos, había advertido una nueva cercanía entre Harry y Louis, una proximidad que delataba su relación íntima. Esta intuición había provocado una notable distancia, quien, presa de la inquietud, había tomado a frecuentar clubes de reputación dudosa, evadiendo el contacto con Harry. La inquietud del alfa por la situación le instaba a hablar con él, mas el temor a perturbar la delicada armonía que se había instalado con Louis lo contenía.

La tía Alice, con su percepción aguda, parecía haber captado también los matices de este nuevo comportamiento, eligiendo retirarse en un discreto silencio que apenas permitía encontronazos fortuitos. En este ambiente de ausencias y presencias silenciosas, Louis había adquirido la costumbre de pasearse por la casa ataviado en túnicas holgadas, una elección que evocaba las ropas tradicionales de los omegas en los últimos meses de gestación. No obstante, la motivación de Louis no se hallaba en la espera de un alumbramiento, sino en la facilidad con la que estas prendas podían ser removidas para entregarse a la voraz pasión que había florecido entre él y Harry.

Harry se recostó contra el respaldo de su sillón, sus pupilas dilatadas por la visión de su omega, cuyo deseo se manifestaba con una claridad irrefutable. La reciente entrega apasionada de Louis, sucedida apenas un par de noches atrás, parecía haber despertado en él un insaciable anhelo, desplazando cualquier vestigio del Louis frío y distante de antaño. El nuevo Louis ansiaba la presencia de Harry en todo momento, y Harry, por su parte, encontraba en esta demanda constante una fuente de deleite inusitado.

Como era costumbre, Louis avanzó con pasos mesurados dentro del estudio, sus ojos observaban con cautela su disposición. Parecía encontrar satisfacción en la nueva dinámica que se había instaurado entre ambos: una danza donde Louis tomaba lo que deseaba, y Harry, complacido, le brindaba todo cuanto podía.

El atuendo de Louis, vaporoso y suelto, delataba la erección de sus pezones bajo la tela, mientras una de las mangas había resbalado, revelando un hombro pálido adornado con las marcas de chupones anteriores. Louis se aproximó hasta situarse en el espacio reducido entre la silla de Harry y el escritorio, sus ojos azules chispeaban al recorrer la figura de Harry antes de posarse en su propia entrepierna, en un gesto que irradiaba deseo. Se apoyó con las manos en el escritorio, ofreciendo una imagen de completa entrega.

Harry no requirió palabras para entender el mensaje implícito. Con un gesto decidido, se despojó de su chaleco y se arrodilló ante él. La túnica blanca que vestía el omega se levantó lentamente bajo su mano, revelando la piel suave de sus muslos. El aroma característico de Louis se intensificaba con cada respiración superficial que este emitía, su pecho alzándose y cayendo con un ritmo entrecortado.

Con una reverencia de adoración, Harry deslizó su nariz a lo largo de su muslo, besando suavemente la piel mientras el vestido se elevaba con cada movimiento. Los temblores que recorrían el cuerpo del omega fueron la respuesta a sus caricias. Sujetando firmemente los bordes del vestido, Harry inclinó su cabeza hacia la base del miembro erecto de Louis, inhalando el aroma antes de trazar una lamida experimental.