Capítulo Veintisiete

129 13 2
                                    

Louis sintió un dolor punzante en los brazos entumecidos mientras intentaba moverse. Abrió los ojos lentamente y se dio cuenta de que estaban atados tras su espalda. El entumecimiento en su trasero le recordaba que hacía pensar que había estado sentado demasiado tiempo en aquella silla de madera dura. Observó su entorno, una pequeña habitación con una ventana alta que dejaba entrar la luz del sol, un librero al fondo y otra silla frente a él. No había mucho más que ver, parecía una habitación común en una casa modesta.

Intentó recordar lo último que había sucedido. Apenas había oído sonidos que lo aturdieron antes de que todo se volviera oscuro, sumiéndolo en un sueño profundo y sin recuerdos.

El sonido de pasos detrás de la puerta rompió el silencio, y poco después, se abrió revelando a una figura inesperada. Leopold entró con pasos cuidados, apenas mirándolo. Su postura era tensa pero correcta, denotando la incomodidad que intentaba ocultar.

—¿Qué está pasando, Leo? —preguntó Louis con voz ronca, sus ojos buscando respuestas en el rostro del joven.

Leopold le devolvió la mirada, su rostro intentando mantener una expresión neutra, pero Louis conocía demasiado bien a su sobrino para ser engañado. Había una tormenta de emociones detrás de esos ojos que intentaban parecer indiferentes.

Leo caminó lentamente los pasos que los separaban, tomando su tiempo para responder. Parecía que ni siquiera sabía cómo expresar lo que sentía. Hasta que finalmente, tomó asiento en la silla frente a Louis, su postura sumamente rígida.

—Lamento todo esto, pero simplemente es lo correcto —dijo, su voz apenas un murmullo de convicción.

Louis lo observó detenidamente, buscando en los ojos del chico una explicación. Las palabras de Leo resonaban vacías, llenas de una incertidumbre que contrastaba con su aparente firmeza.

—Leo, por favor, explícame —insistió Louis, su voz ahora más firme. —¿Qué es lo que crees que es lo correcto? ¿Por qué estoy aquí, atado como un prisionero?

Leopold desvió la mirada por un momento, sus ojos recorriendo la habitación como buscando algo que le diera fuerzas. Luego volvió a fijar sus ojos en los de Louis.

—Es complicado. Hay cosas que... cosas que no puedo explicar fácilmente. Pero debes confiar en que estoy haciendo lo mejor para todos. —Hizo una pausa, como si dudara de sus propias palabras.

—Leo, mírame —dijo con suavidad, intentando establecer una conexión con el joven. —Sabes que siempre he querido lo mejor para ti. Si hay algo que crees que está mal, podemos hablarlo. No es necesario llegar a esto.

Leopold apretó los labios, su mirada volviéndose más incierta. Louis notó un destello de duda en sus ojos, una lucha interna que el chico intentaba ocultar.

—No es tan simple —replicó, su voz quebrándose ligeramente.

Louis suspiró, sintiendo una mezcla de frustración e inquietud. Sabía que debía ser paciente, que solo así podría llegar al corazón del joven y entender lo que realmente estaba sucediendo.

—Leo, si de verdad quieres proteger a tu familia, debes confiar en mí —dijo con ternura, inclinándose ligeramente hacia adelante a pesar de las cuerdas que lo ataban. —Hemos pasado por muchas cosas juntos, y sé que en el fondo de tu corazón no quieres hacerme daño. Háblame. Juntos podemos encontrar una solución.

Leopold parecía luchar internamente, sus ojos llenos de confusión y dolor. Louis esperó en silencio, dándole tiempo para procesar sus emociones. Sabía que su sobrino estaba atrapado entre el deber hacia su padre y los lazos familiares que compartían.

Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora