Capítulo Veinticinco

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—Yo... uh... pensé que olvidé mi pañuelo en el coche —respondió Louis rápidamente, cerrando la puerta con un gesto nervioso.

Margaret lo observó por un instante, evaluándolo con agudeza.

—Uno de los perros hizo un desastre en la sala —añadió con una mezcla de molestia y humor.

Louis se sintió aliviado por el repentino cambio de tema y asintió con rapidez.

—Ah, supongo que debo ocuparme de eso entonces.

Mientras se alejaba del carruaje, Louis respiró profundo.

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Observó con intensidad los papeles esparcidos sobre la mesa frente a él, cada uno de ellos posiblemente encerrando los secretos que podrían restituir su derecho legítimo. A su lado, Charles Cavendish, con una sonrisa divertida en el rostro, rompió el silencio.

—¿Cómo supiste dónde estaban? —preguntó, sus ojos brillando con curiosidad.

Louis reflexionó por un momento antes de responder, rememorando aquel recuerdo lejano.

—Hace muchos años, Margaret y yo nos aventuramos en su oficina. Era una niña curiosa, y empezó a husmear por todas partes. Fue entonces cuando descubrió la mesa de café de opal verde, una cosa muy lujosa y rara y, al mirar debajo, encontramos una palanca. Estábamos a punto de jalar de ella cuando Peter nos descubrió y nos echó a gritos.

Charles estalló en carcajadas.

—Bien hecho. Has allanado el camino. Ahora, debemos leer estos documentos de inmediato. No sabemos cuándo podrían aparecer los guardias reales.

Louis asintió, sintiendo la urgencia pesar sobre sus hombros. Su mirada se desvió hacia Harry, quien estaba sentado a cierta distancia, visiblemente absorto en sus pensamientos.

—¿Harry? —llamó Charles, rompiendo el silencio del alfa. Harry alzó la mirada hacia ellos.

—¿Has enviado las cartas? —preguntó Charles con seriedad.

Harry asintió lentamente.

—Tengo esperanzas de que los Harrington y los Montague estén de nuestro lado.

—Excelente. Ahora, manos a la obra.

Los papeles revelaron una gama de información: cartas de amigos y familiares que conocían sobre el nacimiento del nuevo bebé de la reina Mary, chismes y problemas familiares, cartas propias que los reyes que habían dejado para Louis, y, lo más crucial, el acta de nacimiento del omega. Detalles como su nombre completo, los nombres de sus padres, el lugar de nacimiento y, lo más importante, los nombres de los testigos.

—Bien, ya sé con quienes contactarme —anunció Charles.

De repente, Harry dejó caer la carta que tenía en la mano y se puso de pie, retirándose del salón. Louis y Charles se intercambiaron miradas preocupadas, y Louis siguió rápidamente a su esposo.

—¿Qué pasa? —preguntó Louis con ansiedad al alcanzarlo.

Harry se detuvo, con la cabeza gacha y las manos en las caderas. Su espalda ancha se tensaba bajo la camisa y el chaleco. Louis se acercó y trató de acariciar su rostro, pero Harry se apartó, caminando unos pasos más.

—Harry —lo llamó Louis, preocupado por la repentina distancia.

El alfa suspiró profundamente.

—Sé que al principio estaba de acuerdo con esto, pero ahora... —Miró a su alrededor con cautela. —El peligro es real, Louis. Estamos arriesgando nuestras vidas por esto.

Intrigues of Nobility 〔omega!louis〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora