— Kate.
Mi diminuta voz es cubierta por un manto silencioso. La puerta se cierra desde fuera y escucho claramente el sonido de las pisadas de mi madre al marcharse escaleras abajo. Después viene esa calma que precede a la tormenta, y como alguien que reconoce lo fatídico que está a punto de sucederle y no puede hacer nada para evitar el desastre inminente, me quedo estupefacto, tratando de buscarle algún sentido a lo que sucede. Pero, ¿qué sucede realmente?, yo ya no sé en qué creer, porque primero me había convencido de estar roto por dentro, de tener el alma destrozada, pisoteada y maltrecha, sólo para darme cuenta después que estaba siendo todo en vano.
Había una chica tirada sobre el pavimento, eso es totalmente cierto, pero, ¿en verdad estaba alguien conmigo en el coche cuando la arrollé?
— ¿Te encuentras bien? —vocifera con esa dulce voz que ha cautivado mi oído desde la primera vez que la escuché, y que desde entonces no ha dejado de repetirse incansablemente en mi memoria.
— No lo sé.
Y en verdad no lo sé. ¿Qué significa estar bien?, ¿se refiere acaso a una sensación de bienestar general o se trata tan sólo de una experiencia subjetiva, una de esas tantas máscaras que utilizamos para cubrir nuestra verdadera naturaleza?, siendo así, yo creo que con Kate no debería usar ya más esas máscaras, puesto que nos tenemos suficiente confianza como para no tener que decir que estoy bien y así eludir cualquier otra explicación posible si mi respuesta fuese negativa.
— ¿Cómo es que...? —esbozo una pregunta, aunque no tengo una sola idea clara de lo que quiero preguntar, debo saberlo todo, pero me aterra el hecho de tener que comenzar por algún lado. ¿Cómo es que... por un demonio estás viva? Charlie me había contado otra puta historia.
— Trevor, tenemos mucho de qué hablar. —suplica, y me parece visualizar cómo su voz se torna quebradiza, al borde del llanto, o más bien de quien cree que tiene que decir algo importante, pero a la vez desgarrador, así que no se atreve tampoco a vocalizarlo.
Creo haberte visto morir, al menos estoy seguro de que arrollé a alguien, Charlie me dijo que habías muerto, ¿cómo es que estás aquí, hablándome?, pienso, más no lo expreso, lo único que me queda es mostrarle una sonrisa, seguramente una de mis señales más claras de la confusión que me está agotando y que me consume lentamente con el pesado y molesto transcurso del tiempo, como una carga sobre mi cuerpo que, en lugar de aligerarse, adquiere más y más peso, a la par que voy perdiendo las fuerzas, a la vez que mis ánimos terminan por desecharse.
— ¿Trevor? —ahora me llega con un efecto de eco, como si me hablara desde el extremo de una larga y extraña caverna que distorsionara el sonido.
— ¿Qué está pasando? —suplico de una vez por todas. Mi mente da muchos vuelcos, ya nada tiene sentido, me parece de repente haber vivido las últimas semanas dentro de un delirio que comenzaba por venirse abajo, pero al analizarlo más, sospecho también que tendría raíces más profundas, de pronto, absolutamente nada tiene sentido.
— Es por lo que he venido, estoy aquí para ayudarte.
La miro fijamente, ya no temo caer dentro de sus ojos, porque han dejado de ser ya una forma de caer, son la mejor manera de encontrarme, posiblemente mi única salida, mi única salvación. No temo caer, quiero más bien ser su presa por siempre, mantener una conexión que superase los límites de la existencia, porque de todas formas, la existencia podría no ser más que una mera fantasía. Eso me han demostrado mis reflexiones de las últimas horas.
No dejo de mirarla, mientras ella busca asiento para colocarse al lado de mi cama. Una oleada de recuerdos se apodera de mí, la mayoría son placenteros, han sucedido en esta misma habitación. Mi actual roce con las sábanas me hace recrear la misma sensación de ese roce, en este sitio precisamente, pero cuando ella y yo fuimos uno solo, y nuestros cuerpos se unieron, atraídos por el calor, y el calor nos dominó, encendió una llama que posiblemente jamás podré apagar, prefiero antes morir a que se apague. ¿Cómo es que por un momento pude hacerme a la idea de perderla, y ahora simplemente vuelve?, ¿quién va a recomponer mi corazón a medio devorar?, ¿quién reparará mi sufrimiento y quién borrará la pena que me destruyó de un solo y certero golpe? No importa, la verdad es que nada de eso importa. Me interesa saber únicamente qué hace aquí, y... y especialmente cómo es que el puto de Charlie se atrevió una vez más a mentirme.
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Todo lo que he querido decirte
RomanceTrevor narra sus primeros días en la universidad, donde queda fascinado por una chica de la que ni siquiera conoce su nombre. Todo parece ir bien entre sus cavilaciones y recuerdos confusos se acerca a una extraña verdad que lo atormenta y que se oc...