⋆˚࿔ʚ Callejón Diagon ɞ˚࿔⋆Meredith y su padre, Severus Snape, caminaban por el Callejón Diagon, pero parecía que se habían perdido, lo cual era inusual. Severus estaba más distraído de lo común; iba a encontrarse con Lucius Malfoy, así que Meredith tendría que pasar tiempo con Draco. Aunque Meredith encontraba a Draco un poco presumido, en realidad le agradaba su compañía. Habían pasado mucho tiempo juntos desde pequeños, y aunque a veces se sacaban de quicio, siempre se reconciliaban.
—¿Por qué tengo que ir con él?—preguntó Meredith.
—Ya basta, Meredith. Has estado con Draco muchas veces antes, ¿por qué cambiar ahora? —replicó Severus.
—No quiero que me hable otra vez de lo maravillosa que es su nueva colección de cromos edición ilimitada—resopló Meredith, rodando los ojos.
Su padre la ignoró, y continuaron caminando hasta que divisaron las características cabelleras rubias de los Malfoy. Con solo ver su porte, ya sabían quiénes eran.
—Severus.
—Lucius.
—Narcissa.
—Hola.
Los hombres se miraron con frialdad, sin estrecharse la mano. La única que parecía serena era Narcissa.
Draco sonrió al ver a Meredith y extendió su mano en un gesto amistoso.
—Hola, Meredith. ¿Lista para nuestra gran aventura de compras?—dijo Draco con entusiasmo.
—Oh, hola, Draco. Claro, vamos —respondió ella, devolviéndole la sonrisa.
El rubio se despidió de sus padres mientras Meredith le lanzaba una mirada de súplica a su padre, quien solo negó con la cabeza antes de irse con Lucius y Narcissa.
Mientras caminaban por el Callejón Diagon, Meredith se sintió más cómoda en la compañía de Draco. Sabía que a veces podía ser un poco presumido, pero también era un amigo chistoso y siempre se preocupaba por ella. Además, sus bromas y comentarios ingeniosos la hacían reír, incluso cuando se quejaba de su interminable entusiasmo por los cromos.
Sacó la lista de materiales y comenzó a leer. Draco, curioso como siempre, se acercó para leer también y empezó a opinar sobre los materiales.
—Vamos por las túnicas —dijo—.Mi papá y el señor Lucius fueron a la tienda de al lado por los libros, así que no necesitamos ir. Tachado.
Caminaron hacia la tienda de túnicas, Madame Malkin: Túnicas para todas las ocasiones.
Entraron al local, que olía maravillosamente bien. Vieron a una bruja vestida de malva, regordeta y con una sonrisa amable que atendía a los niños mientras les probaba túnicas nuevas. A Draco, por supuesto, le hubiera dado un infarto si las túnicas hubieran sido de segunda mano.
Meredith terminó de escoger su túnica más rápido que Draco, ya que él se quejaba de cada una que le ponían. Cansada y con hambre, decidió salir de la tienda en busca de golosinas.
—¡Volveré ahora!
Al llegar a la tienda de golosinas, Meredith entró emocionada. Pero al entrar, vio a un muchacho pelirrojo luchando con una máquina de golosinas de color rosa pastel. Lo reconoció de inmediato: era Ron Weasley, un chico que vivía cerca de ella en la villa Ottery St. Catchpole. Aunque no eran amigos cercanos, se habían visto varias veces y siempre se habían llevado bien, aunque sus padres no mucho.
—¿Necesitas ayuda?—preguntó Meredith con una sonrisa.
Ron la miró, sorprendido, y luego sonrió nerviosamente.
—¡Oh, Meredith! No esperaba verte aquí. Sí, la verdad es que esta máquina es un poco complicada.
Meredith se acercó y le dio un golpe suave a la máquina, que finalmente soltó la golosina que Ron había estado intentando sacar. Ron la tomó con una expresión de triunfo.
—Muchas gracias, soy Ron Weasley, por cierto—dijo Ron, un poco avergonzado al darse cuenta de que ya sabía su nombre.
—Lo sé, Ron. Nos hemos visto antes, ¿recuerdas?—dijo Meredith con una sonrisa.
Ambos conversaron un poco sobre Hogwarts y las golosinas más deliciosas de la tienda. Ron tuvo que irse después de unos minutos para reunirse con su familia, y Meredith se despidió con una sonrisa.
De regreso a Madame Malkin, se encontró a Draco hablando con un niño de cabello azabache. Hagrid estaba cerca, observándolos con una sonrisa.
—¡Hagrid!
—Vaya, qué grande estás —dijo Hagrid, dándole un fuerte abrazo.
—¡No respiro! -exclamó Meredith, luchando por aire—. ¡Hagrid!—gritó, feliz de verlo.
—Hola, ¿no deberías estar con Severus?—preguntó Hagrid, soltándola y mirando a su alrededor.
Meredith notó el helado que Hagrid sostenía en su mano izquierda. Pensó que era para ella, pero no lo era.
—Él está comprando los libros. Creo que iba a hablar con el señor Lucius de algo.
—Oh, ya veo. ¿Ya has comprado tu túnica? Debería presentarte a alguien—dijo Hagrid, riendo.
—Sí, ya la compré. ¿Quién es ese alguien? ¿Qué haces aquí? ¿Vas a comprar golosinas?—preguntó Meredith.
Hagrid se rió y negó con la cabeza, moviendo el helado a su mano derecha.
—No, pero estoy acompañando a ese «alguien».
El niño de cabello azabache salió de la tienda, buscando a alguien. Cuando vio a Hagrid, se acercó a él. Meredith supuso que Hagrid estaba con ese niño, así que se despidió rápidamente y se fue, olvidándose de Draco.
Llegó a Ollivanders: Fabricantes de Excelentes Varitas desde el 382 a.C.
—Buenas tardes—susurró al entrar y ver que no había nadie.
Un crujido resonó en toda la tienda.
—Meredith Rigel Grindelwald—sonrió Ollivander—.Tienes los ojos de tu padre y la apariencia de tu madre. Me recuerda a la primera vez que vinieron a comprar sus varitas. Fue como si hubiera sido ayer.
Una cinta métrica mágica comenzó a tomar sus medidas: del hombro al dedo, de la muñeca al codo, del hombro al suelo, de la rodilla a la axila, alrededor de la cabeza. Una vez que tuvo sus medidas, la miró con intensidad.
—Vaya, ya sé cuál es tu varita perfecta.
Buscó entre los estantes, descartando varias cajas antes de encontrar la correcta. Sacó una caja marrón con una abertura dorada y la abrió cuidadosamente.
—Cada varita de Ollivander tiene un núcleo central de una poderosa sustancia mágica. Utilizamos pelo de unicornio, plumas de cola de fénix y fibra de corazón de dragón—explicó, sacando la varita de la caja.
Meredith abrió la boca, impresionada por la maravilla ante sus ojos.
—Madera de cristal de los diamantes de las hadas. Fibra de corazón de dragón, cabello de unicornio, núcleo de pluma de fénix. Treinta y seis centímetros. Con controlador de magia. Flexible y bonita. Agítala.
Meredith la tomó en sus manos y sintió un calor agradable en los dedos. La movió y agitó por encima de su cabeza, y de la punta de la varita salieron chispas doradas y blancas, como fuegos artificiales.
—Sabía que no me había equivocado—dijo Ollivander, tomando la varita y envolviéndola en papel de embalar, sonriente—.Cabello de unicornio, al igual que tu madre. Increíble.
Meredith frunció el ceño, pero tomó la caja y sonrió.
—Gracias.
Meredith salió de la tienda, mirando su varita, pero recordó algo, o mejor dicho, a alguien.
—¡Draco!
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𝐈 𝐀𝐦 𝐌𝐞𝐫𝐞𝐝𝐢𝐭𝐡 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 | Harry Potter.
Fantasy✰: I Am Meredith Black ¿Qué pasaría si Sirius Black tuviera una hija, descendiente de Grindelwald por parte de madre, pero adoptada por Severus Snape? ➜Meredith, una joven bruja en Hogwarts, crece sin conocer su verdadero origen, solo bajo la seve...