𝟏𝟒| Chistes

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⋆˚࿔ʚ Chistes ɞ˚࿔⋆

Meredith caminaba por los pasillos de Hogwarts con la cabeza baja, sus pensamientos pesados y oscuros. El eco de sus pasos resonaba en el suelo de piedra, pero ella apenas lo notaba. Desde el día en que descubrió la verdad sobre Gellert Grindelwald, una nube negra la había envuelto. Apenas hablaba con sus amigas, y en las clases se limitaba a seguir las instrucciones sin el entusiasmo de antes. Ya entendía porque algunos le tenían miedo, pero no era a ella, era a su apellido.

Hermione se acercó a ella durante el almuerzo en el Gran Comedor, su expresión seria, como siempre.

—Meredith, necesito decirte algo —comenzó Hermione en voz baja, sentándose a su lado. La miró fijamente, y Meredith sintió un nudo en el estómago.

—¿Qué pasa? —preguntó, aunque no estaba segura de querer escuchar la respuesta.

Hermione se inclinó un poco más cerca, asegurándose de que nadie más pudiera oírlas.

—He estado investigando sobre lo que pasó en el primer partido de Quidditch... Harry casi cae de la escoba, ¿lo recuerdas? —Meredith asintió lentamente, sintiendo cómo una sensación de malestar comenzaba a invadirla—. Bueno, descubrí que alguien estaba embrujando su escoba. Ron y yo pensamos que podría ser Snape... tu padre.

Las palabras de Hermione la golpearon como una tonelada de ladrillos. Meredith abrió la boca para protestar, para negar lo que acababa de escuchar, pero nada salió. Algo dentro de ella le decía que podría ser cierto.

—Eso... eso no puede ser —murmuró finalmente, pero su voz carecía de convicción.

—Sé que es difícil de creer, pero vi cómo murmuraba algo y no dejaba de mirar la escoba de Harry. Si no fuera por mí, quién sabe qué habría pasado —insistió Hermione.

Meredith apartó la mirada. No podía, no quería creer que su padre pudiera hacer algo así, pero después de lo que había descubierto sobre su familia, ¿cómo podía estar segura de nada?

Hermione pareció darse cuenta de lo afectada que estaba Meredith y se calló. El silencio entre ellas se prolongó mientras Meredith trataba de asimilar lo que acababa de escuchar.

—Y también descubrí que el perro de tres cabezas que vimos... es de Hagrid. Se llama Fluffy —añadió Hermione, intentando cambiar de tema, aunque Meredith apenas reaccionó.

—Fluffy... —repitió Meredith en voz baja, su mente lejos, enredada en la maraña de pensamientos que la mantenían en la oscuridad.

No podía dejar de pensar en su madre. Desde que había leído sobre Grindelwald, una pregunta había estado rondando su mente, pero no había tenido el valor de enfrentarla. ¿Y si su madre también era parte de esa oscuridad? Había una foto de ella en su baúl, una que siempre había guardado como un tesoro, pero ahora no podía soportar mirarla. No quería ver la posibilidad de maldad en sus ojos.

Meredith se sentía más sola que nunca. Había dejado de hablar con su padre, incapaz de enfrentar la idea de que él pudiera haber estado involucrado en algo tan terrible. Iba a las clases, hacía su trabajo, pero no había alegría en sus acciones, solo la rutina de alguien que estaba tratando de sobrevivir.

—Meredith, si necesitas hablar, estoy aquí —dijo Jeshia suavemente, poniéndole una mano en el hombro.

Meredith asintió, pero no dijo nada. Cuando Jeshia se levantó para irse, Meredith se quedó en la mesa, mirando el plato frente a ella sin verlo realmente.

No podía aceptar su legado, no quería ser parte de esa oscuridad. Pero, por mucho que lo intentara, las sombras seguían persiguiéndola, y cada día se sentía más atrapada en una red que no había tejido, pero que ahora la envolvía.

𝐈 𝐀𝐦 𝐌𝐞𝐫𝐞𝐝𝐢𝐭𝐡 𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤 | Harry Potter.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora