—¿Qué? —preguntó Ryan después de una eternidad, estupefacto, él también lo estaba, pero también estaba arrecho, iba a matar a alguien ahí; era insultante, sí, pero al menos no comprometía demasiado a ninguno de los dos. Bien eso pudo haber ocurrido antes de que él estuviera siendo perro de su hermano.
Pero carajo, ¿No se le pudo ocurrir otra cosa?
—Fue un momento de debilidad —repitió, con un tono que simulaba que aquello que estuviera diciendo fuera sumamente difícil de decir ¡Que eran puras mentiras joder! — éramos lo único que conocíamos de nuestras antiguas vidas, fue buscar consuelo en lo conocido mientras se estaba perdido en lo desconocido —¿Qué mierda con el poema?
Ryan se giró a verle, con los ojos tan abiertos que lucía hasta cómico ¡Claro que no se lo creía! ¡¿En qué cabeza entraba semejante idea?! Se quería desaparecer.
—¿Por qué estás tan rojo, Segundo? —preguntó Ryan, angustiado—¿Es cierto?
—Ryan —le llamó Angello con tono de novela, quería puto morirse, que entrara Andru con su ex o Druan con una bomba, lo que fuera—; ya no tengo razones para mentirte —y le acarició el rostro, él se tapó el suyo con ambas manos, maldita sea, la verdad es que eso le pasaba por tener menos luces que una carretera vieja—. Entiendo si ahora tienes asco de mi, te lo he dicho, no valgo ni tu amor ni tu dedicación, fui débil y sucumbí, no me siento orgulloso de lo que hice, ni me sentí grato después de eso —ya había tenido suficiente.
—Hablas cómo si hubiera sido una tragedia griega —interrumpió el escenario, sentía su cara arder, pero era por la rabia de ser llamado mal polvo de una forma tan elocuente—. Tú fuiste quien me buscó, te recuerdo —sonaba cómo una extraña clase de amante.
—¿Cómo? —preguntó Ryan de por medio.
—Y tú no te negaste tampoco —él chasqueó la lengua, fastidiado—. Ninguno de los dos se siente orgulloso de lo que hicimos.
—Es extraño —respondió el muchacho, bastante contrariado—. O sea, he leído sobre enemigos a amantes pero esto me supera.
—¿Qué decirte? La vida da muchas vueltas —se arqueó de hombros intentando sonar neutral al respecto—. Pero cambiemos de tema, ya ustedes después tendrán mucho tiempo para discutir esto, centrémonos en el contrato.
—Dijiste que podías esperar —le rebatió Ryan, claro que su interés estaría centrado en ese tema, ahora en su mente existía el hecho que había cogido con Angello detrás de un basurero para más colmo—. No estoy molesto, Angello —le aclaró al otro, agarrando su rostro con ambas manos y dándole un casto beso en la frente, el otro feliz con el cariño mientras él estaba siendo insultado al otro lado del cuarto—. Pero te digo que es extraño porque sería la segunda vez en la que tienes una relación... ¿Amorosa? —ahora se dirigía a él, y le habría encantado aclararle que entre ellos no había amor, solo conveniencia y odio—. Con alguien que en principio es mi amigo.
—Eh sí, perdón —dijo por decir— ¿Podemos centrarnos en el contrato?
—¿Cómo quieres que me centre cuando me acabo de enterar de algo tan importante? —preguntó el muchacho con un brillo en los ojos, alejándose del otro—. O sea, sé que Angello y yo no teníamos nada oficial en aquel entonces, pero se me hace raro, o sea, ¿Cómo pasó? ¿Y cómo fue? ¿Quién fue el pasivo? ¿O se intercambiaron?
—Ryan —se le había olvidado que el moreno no tenía filtro, si él de por si no tenía, Ryan tenía aún menos—. Ya Angello dijo que era algo de lo que no se sentía orgulloso, y creo que deberíamos dejar este tema morir para poder centrarnos en lo que realmente importa.
—De hecho considero, para tener una relación más honesta entre todos, que toda esa información debe ser revelada, así podré sacarme este peso de encima y abrirme plenamente con Ryan —HIJO DE PERRA, ladró su mente.
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222
RomanceCualquiera con sentido común sabe que las acciones tienen consecuencias, pero ¿Quién puede medir qué tan graves serán dichas consecuencias? Después de haber hecho cosas horribles, Segundo se encuentra en lo más bajo de su vida, y ahora debe volverse...