Su hora y media pasó sin muchas eventualidades, más allá que pilló a Matthew viéndole a la distancia un par de veces. En algún punto le habrían dicho que si quería estar dentro del lugar, que le bajara dos a su apariencia de acosador, así que pudo notar cómo le miraba con cara de culo.
Él siguió con sus sets habituales. Era día de piernas, no era su día favorito, eso seguro pero al menos le garantizaba no lucir cómo un puto gallo; todo inflado arriba y delgado abajo.
Terminó y regresó solo cómo siempre, en un punto perdió a su vecino de vista así que ni se molestó en buscarlo; durante el camino intentó recordar el día, a ver si era día de grabación pero era sábado; así que ese día estaría callado.
Mejor así, quería dormir sin ruido para recuperar su falta de sueño, ya que no le convenía en absoluto estar cabeceando en el trabajo que se suponía, debía estar alerta.
Su rutina siguió su rumbo de forma armoniosa, tenía rato en el que no pasaba nada realmente interesante, más allá que le tocó matar una cucaracha mientras se bañaba ¿El trabajo? Pues estaba haciendo sus rotaciones habituales.
Todo estaba sospechosamente calmo, ¿Por qué tenía la sensación de que algo le iba a explotar en la cara en cualquier momento? ¿Estaba siendo paranoico? O ¿Estaba buscando fantasmas dónde no los había para no quedarse demasiado tiempo solo con sus pensamientos?
Era cierto eso de que una mente ociosa es una mente peligrosa, porque cuando más estaba pelando bola era cuando se le ocurrían las peores decisiones posibles, cómo lo fue enredarse con Javier. Él estaba bien, estaba rey, estaba joya; claro que se le tuvo que ocurrir la brillante idea de mandar todo al demonio por un culo más vencido y rancio que una lata de atún dañada.
Aunque si lo pensaba a detalle, cosa que no le gustaba hacer, no sabía que habría sido peor.
Enterarse de todo ese mundo estando cerca de Ryan, y probablemente siendo asesinado por alguien cómo Druan; o enterarse de ese mundo siendo ahora parte de éste. Y no era cómo si pudiera armarle una llorantina a su hermano para que lo sacara de ahí, que al fin y al cabo, tuvo que pasar demasiadas mierdas cómo para siquiera haber entrado en primer lugar.
Lidiar con la puta abstinencia al alcohol, para luego ser mandado por un año a un campamento militar en medio de la puta nada, casi perder las manos por las asquerosas infecciones que agarraba, ser secuestrado por uno de sus primos para llevar a cabo un plan de conquista que al final se le terminó revirtiendo; llegar allí, ser el juguete de uno de sus primos, ir a Francia...
Mierda.
Y tan solo habían pasado cómo tres años desde su fiasco con Javier, ¿Cómo estaría ese otro mugroso? Sentía que la vida le estaba castigando nuevamente al mandarle un mugroso similar a Javier.
Uno que venía con aires de dignidad y superioridad y lo que hacía para ganarse la vida era menear el culo frente a una cámara —o al menos suponía que hacía eso, no tenía pruebas siquiera—. Aunque... Si se ponía creativo, más que un castigo, parecía una prueba.
¿Sería capaz de volver a caer por enredarse con alguien que obviamente no le quería?
...
Probablemente, ¿A quién iba a engañar? ¿A Andru? Lo que sabía era que, si volvía a caer, no se iba a levantar más, que se lo comieran los gusanos en una fosa cómo tanto deseaba ver Matthew.
Estaba dando su ultimo intento, solo esperaba que durara un poco más, le gustaba lo que estaba consiguiendo; algo parecido a una familia, que sí, que su hermano no tenía todos los patitos en fila y que sus primos tampoco se quedaban muy atrás, pero se sentía apreciado por ellos de una forma u otra.
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222
RomanceCualquiera con sentido común sabe que las acciones tienen consecuencias, pero ¿Quién puede medir qué tan graves serán dichas consecuencias? Después de haber hecho cosas horribles, Segundo se encuentra en lo más bajo de su vida, y ahora debe volverse...