Y desde ese día, de forma tan abstracta, había hecho nuevamente las paces con Katiuska, ahora su prima era un poco menos invasiva y de hecho, seguía dejandolo solo bastante rato.
Aunque él simplemente le restaba importancia, la fecha dónde Jhon vendría a buscarlo con las esperanzas de que habría pasado los tres modulos para salir de esa cárcel, cada vez estaba más cerca. Y no sabía realmente cómo iba a reaccionar su primo al darle la noticia de que básicamente le habían negado la oportunidad de presentar el segundo modulo, tenía dos opciones.
O despedirse para siempre de tener una dentadura completa en su vida, o buscar la forma de convencer a 75 de dejarle presentar dos pruebas el mismo día. Pero lo dudaba, esa mujer se estaba desquitando con él cada vez que tenía la oportunidad, Katiuska le había confirmado sus sospechas.
75 sólo se había mostrado más o menos dulce con él porque la rubia así se lo había pedido, ahora debía pagar por todas las ofensas que hizo; y las que no hizo también. Porque no recordaba haberla insultado cinco veces al día durante dos semanas seguidas.
—222 —le llamó ese demonio, él detuvo sus ejercicios, los demás siguieron cómo si nada—¿Qué estabas haciendo?
—Entrenando piernas junto al resto —explicó confundido ante la pregunta.
—¿Eso es hacer piernas para ti? —él consideraba que lo estaba haciendo bien, así que ni respondió—. Repetirás este set tres veces más, cuando termines te vas a limpiar los baños y el comedor.
—¿Y la comida de hoy? —preguntó preocupado.
—Me enteré que no tuviste problema con saltarte la comida de la comelona, así que, no veo porque tendrías problema con perderte la comida de hoy —musitó ella en su característico tono neutro—. Ahora has lo que te dije, ah, y además tendrás que limpiar el ring, se me había olvidado.
Maldita sea, luego Katiuska le preguntaba porque prefería estar solo.
[...]
Cómo había supuesto, nunca pudo encontrar una orilla por la cual acercarse para endulzar a 75 y convencerla de que le dejara presentar dos módulos simultáneamente. Al menos tenía el consuelo de haber pasado ese módulo; pero aún le faltaba uno para poder salir.
Así que seguía preocupado con la llegada de Jhon, ante él se mostraba una tercera opción: Convencer a su primo de darle más tiempo, aunque el hombre ya había esperado nueve meses, y él no confiaba en su capacidad para no cagarla y que le suspendieran otro módulo por no saber mantener la boca callada.
Así que le tocaba apostar todo a esa tercera opción.
Y él era un pésimo apostador. Le gustaba creer que no tenía gran cosa que perder y mucho que ganar en esa situación; sólo debía esperar la llegada de su primo, el cual se presentó una semana después de la prueba, luciendo una extraña mezcla de emociones, parecía tanto feliz cómo preocupado.
Un instructor lo sacó del entrenamiento para que pudieran hablar en paz, al ver al hombre notó que sí tenía la cicatriz en la boca, cómo si se hubiera acondicionado completamente al igual que el resto. Aunque estaba claro que era una marca sólo para identificarlo más fácil y sacarle favores para beneficiar a la familia.
—Espero tengas tus maletas listas, que hoy nos vamos —dijo aún con esa mezcla rara encima, con la sonrisa más falsa que habría visto jamás.
—Fallé un módulo —mintió, 75 no estaba allí para desmentirlo así que se tomó esa libertad. Y por un instante pensó que Jhon explotaría allí mismo al intentar hacer tantas muecas cómo fuese humanamente posible en un segundo.

ESTÁS LEYENDO
222
RomanceCualquiera con sentido común sabe que las acciones tienen consecuencias, pero ¿Quién puede medir qué tan graves serán dichas consecuencias? Después de haber hecho cosas horribles, Segundo se encuentra en lo más bajo de su vida, y ahora debe volverse...