Borro cassette- Maluma

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Ayer me besaste y no podías parar
Y me bailaste hasta el amanecer










La noche en el bar se había alocado.

Recordaba que el fin de haber ido hasta allí era tomar unos cuantos tragos para poder relajar sus nervios, pues mañana tenía una entrevista de trabajo importante.

No obstante, aquellos tragos se habían salido de control, haciendo que en poco tiempo se embriagara.

Y, enmedio de aquel trance, un hombre de figura esbelta y cuerpo fornido se acercó a él en un intento de coquetería.

Tal vez estaba igual de borracho, tal vez estaba consciente.

No lo sabía.

Las cosas siguieron su curso con normalidad, por lo tanto con tan solo unos tragos más ambos habían terminado besándose en una de las habitaciones del bar.

Y las cosas siguieron, haciendo que ambos unieran sus cuerpos en una forma más íntima y carnal.









Cuando desperté yo te quise llamar
















Se levantó con una resaca del infierno, mirando a su alrededor en busca de su compañero.

Debía de admitirlo, la noche anterior había sido de las mejores que pudo experimentar. Por ende deseaba llegar a un acuerdo con aquel chico, pues creía que podría ayudarle mucho con su maldición.

Sin embargo, al buscar por todas partes no lo pudo encontrar por ningún lado, haciendo que su enfado aumentará.

¿¡Quién en su santo juicio se atrevía a dejarlo!?






Y ahora me dice que borró cassete











Se tiró al suelo de su habitación mientras se tapaba la cara con ambas manos, sintiendo como la sangre le subía a la cara.

Se besaron, se desnudaron y se dejaron llevar por la lujuria.

¿¡Por qué se había dejado llevar!?

Respiró hondo mientras se tranquilizaba, pues únicamente había sido cosa de una noche.

En poco tiempo él se olvidaría de ese suceso.









Que no se acuerda de esa noche
Ella borró cassette
Dice que no me conoce
Y quiero volverla ver














Llegó al gimnasio a la hora indicada, mostrándose sereno aún si el dolor de cabeza lo estaba matando.

Camino detrás del entrenador, quién le indicaba cosas que debería de saber del gimnasio. Tranquilamente llegaron a la zona de sparring, dónde arriba de un ring el luchador estrella estaba entrenando.

Y casi se desmayaba al ver quién era.

Mismo cuerpo, misma cara. Era el chico con el cuál se había acostado.

Sintió que su mundo se derrumbaba en ese mismo instante, y notar que la mirada del azabache se postraba en él lo hacía mucho peor.

Que lo tragara la tierra y lo escupiera lo más lejos de allí.

Contrario a él, quien se encontraba sufriendo, el azabache sonrió ampliamente al ver quién sería su nuevo fisioterapeuta.

¿Que tanta suerte debía de tener?









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