Llovera

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Cap:34# "Llovera"

"I'll never be your mother's favorite
Uh, your daddy can't even look me in the eye
Ooh, if I was in their shoes, I'd be doing the same thing
Sayin', "There goes my little girl
Walkin' with that troublesome guy"

But they're just afraid of something they can't understand
Ooh, but little darlin' watch me change their minds
Yeah for you I'll try, I'll try, I'll try, I'll try
And pick up these broken pieces 'til I'm bleeding
If that'll make you mine...
It Will Rain"

Pov. Edward

Su respiración entibiaba mi pecho, Isabella dormía como un ángel junto a mí, eso era como un sueño, tan inesperado que ni yo mismo me lo podía creer; por fin, después de lo que habría parecido una eternidad, estábamos juntos.

La observé, era tan dulce.

Pero el sueño no podía continuar, tenía que irme ya, pues se acercaban las 5:00 de la mañana y pronto sus padres se despertarían.

Yo aún no era bienvenido en su casa, realmente no sabía si algún día lo llegaría a ser, pero no podía arruinar las cosas antes, menos sabiendo que Bella, mi Bella, aún no tenía resuelta las cosas con su padre y me asustaba pensar que por mi culpa él se la llevaría lejos, así que debía actuar impecablemente para no arruinar las cosas o mínimo intentar comportarme.

Sigilosamente me levanté, dejando reposar su mano sobre la almohada, no sé porque me causaba nostalgia el dejarla ahí sola, me detuve a contemplarla; en un par de horas nos veríamos y mi agonía terminaría de nuevo, pero todo lo acontecido un día antes me había dejado algo tembloroso, temeroso, sin aliento. Cuando la vi salir de la biblioteca, dejarme ahí, el mundo se me había venido encima, creí que realmente la había perdido, gracias al cielo no había sido así, pero no me podía dar el lujo de bajar la guardia.

Sin más, tomé mis tenis del suelo con cuidado y tratando de no hacer ni siquiera crujir la puerta de su recamara, salí de ahí y caminé escaleras abajo, la casa estaba tan silenciosa que temía que los latidos de mi corazón despertaran a todos ahí.

Tomé aire al salir de su casa y me puse los tenis rápidamente, aunque tenía sueño debía aún llegar a mi hogar, tomar un baño, alistarme para la escuela y ayudar a mis hermanitos a prepararse.

Mi cuerpo aun no estaba por completo curado, aún llevaba el cabestrillo y los dolores en el tórax, en mi espalda, en todo el cuerpo, aún eran pesados. De hecho aún debía ir al hospital a revisión y a posiblemente quitarme ya el yeso del brazo, me faltaban tantas cosas por hacer que me agobie en ese instante.

- ¿Edward?- voltee agitado al escuchar mi nombre en un susurro, pensé que había sido lo suficientemente silencioso.

Mire, era Ileana.

-Hola, eres tú- hablé aliviado, como dije, no quería problemas.

-¿Dormiste aquí?- preguntó en voz baja, con los brazos cruzados, ella no estaba molesta solo parecía cansada – asentí.

Ileana suspiró justo cuando el fresco de la mañana nos golpeó.

-Sé que no es correcto... - trate de enmendar.

-Está bien - me detuvo - A mí no me tienes que dar explicaciones, esto es... es genial – admitió – Me da mucho gusto en verdad que por fin ambos están encontrando ese equilibrio... Después de tanto... dolor...

-Te lo agradezco, sé que no he sido el mejor hombre con tu hermana.

-Es por ello que espero no vuelvas a lastimarla - me sonrió delicadamente, pero a la vez amenazando con su mirada, porque seguramente ella tampoco me permitiría otro desplante hacia la pecosa.

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