No me sueltes.

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Heart of Stone.

Cap: # 28. "No me sueltes "

"Es verdad, me he enamorado de ti

Cuando menos esperaba

Quisiera no fuera cierto

Pues mi cuerpo está cubierto

De un dolor, que aun no acaba

Ya no puedo regresar atrás

Ni olvidar esto que siento

Solo mirame un momento

Dime que nunca me dejaras

Por fuertes que sean los vientos... Quiereme"

Pov. Edward.

Observe a Isabella dormir en mi cama, como un hermoso ángel cansado de sonreír todo el tiempo; mientras que yo había estado reteniendo en mi boca las palabras que tanto ansiaba ella escuchar de mi - "Te quiero" - pero el nerviosismo se había hecho presente, se lo diría pronto, de eso estaba seguro, porque ya no lo soportaba, era solo que las cosas debían calmarse un poco, aunque después de que casi se lo gritara aquella media mañana en el estacionamiento de la escuela, esperaba que entendiera lo importante que era para mí en ese momento.

-Vendré a buscarte mañana en la mañana para que caminemos juntos a la escuela – le dije cuando bajó de mi moto, ella tan solo asintió.

Al parecer no estaban sus padres, todo dentro de su casa parecía tranquilo.

-Nos vemos mañana- me dijo y yo la deje ir después de haber soltado su mano suavemente.

Ella había tenido un tipo de crisis, sus hermanas y el alrededor no ayudaban mucho.


Entonces ahí estaba yo al día siguiente, nervioso y ansioso por verla, recargado en la barda de la esquina de su casa, sí, porque yo no tenía permiso de estar cerca de ella; probablemente debía hacer algo al respecto, pero no sabía si eso empeoraría las cosas o no.

Mire la hora en mi celular y luego mire a su calle como si estuviera en cubierta para ver si venía o no.

Solo quería saber cómo estaba, alegrar un poco mí mañana viendo sus hermosos ojos y alegrar la suya, caminar con ella de ahí al final de mi vida. Mientras eso, pensé también que quizás nada importaba que debía ir y enfrentar a su padre en ese instante, dejarle las cosas claras y decirle que yo cuidaría de Isabella de ahora en más, si, eso iba a hacer, iba a dar la vuelta y caminar a su casa decidido repentinamente, pero ella chocó en ese instante conmigo, como siempre, como la primera vez.

-Isabella – ella me miró, con ojillos verdes cansados de ser siempre hermosos.

-Lo siento- le tome de los hombros delicadamente para evitar que cayera después del tambaleo. Negué

–Buenos días.

-Buenos días- no dejamos de mirarnos.

Isabella era como una flor, una hermosa flor que se estaba marchitando, que las gotas de lluvia hacían que se viera perfecta pero triste.

-¿Cómo te sientes hoy? – se movió y la solté, acomodó su mochila.

-Bien – susurró.

-Yo te ayudo- quise tomar su mochila pero ella negó, ahora sentía la necesidad de tomarla, me parecía tan delicada.

-Puedo sola – sonrió a medias.

-Bueno, vamos entonces – avanzamos un poco y lentamente tome su mano que me rozaba tímidamente.

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