"No lo escuches, tápate los oídos."
Su voz tenía un tono suave, no era tosco ni grave, podías confundirlo con un ser celestial.
Era su mejor arma, porque cuando lo utilizaba, un crescendo se alzaba a tu alrededor, y solo esperabas escuchar las arpa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Haechan y Taeyong volvieron luego de media hora y aunque no dijeron nada, pude darme cuenta que las cosas estaban mejor entre ellos.
—Por cierto— comenté luego de unos segundos —, le dije algo a Kihyun y creo que nunca me había mirado tan indignado, casi como si hubiera matado a su hámster.
—¿Qué le dijiste?— Haechan se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro, sorbiendo por la nariz. Gracias a esto me di cuenta que había llorado.
—Iba a ser maldito si reinaba, o algo así— Los ojos de Chenle se abrieron con sorpresa —no recuerdo bien, me estaba jalando mi cabello.
—Usualmente si maldices de esa manera a un Tritón o sirena— empezó Taeyong con cuidado —, es grave.
—¿Qué? Sólo lo dije por el calor del momento.
—Nos tomamos muy en serio las maldiciones y profecías, es parte de nuestra cultura y que un humano le haya dicho eso a un príncipe… —Mark chasqueó la lengua —seguro estuvo a punto de desmayarse.
Me encogí de hombros sin importarme realmente lo que pudiera haber sentido, pero también tomando nota para el futuro.
—Bien. — Taeyong le dio una mirada a Haechan y éste asintió, levantándose —Bajaremos entre Haechan y yo.
—¿Qué?
—¡¿Qué?!
No supe distinguir de cuál de nosotros fue cada “qué”, pero todos mostramos las mismas reacciones sorprendidas.
—Tengo que ayudar a hyung— dijo Haechan refiriéndose a Doyoung —, Taeyong me cuidará las espaldas, y aquí arriba se quedarán ustedes, si todo sale bien, vendrán soldados para protegerlos.
—¿Y si sale mal?
—Perderé a mis dos hermanos— Mark afirmó con un tono penoso.
—Haechan hizo contacto con Johnny mientras estaba afuera, él nos ayudará a llegar.
La voz de Taeyong era neutral, pero podía ver sus pupilas temblando mientras evitaba la mirada de todos, todavía con el miedo de perder.
—Tenemos que proteger a Nara, por lo que Mark y Chenle se quedarán aquí, y usted señora Kim… —el príncipe miró a la nombrada —Depende de usted si quiere quedarse o bajar.
—Ese malnacido atacó a mi hijo muchas veces, por supuesto que iré.
El tono decidido de la señora Kim me sorprendió, y solo con eso vi sus ojos brillar en azul, demostrando que no estaba ni un poco intimidada.
Mark aceptó la decisión sin quejarse, sabiendo que era lo mejor para poder cubrir todos los puntos débiles que tuviéramos.