15

493 64 10
                                        

Mientras sacaba todo el desayuno en el inodoro, sentí a alguien sujetar mi cabello y alejarlo de los costados de mi cara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras sacaba todo el desayuno en el inodoro, sentí a alguien sujetar mi cabello y alejarlo de los costados de mi cara. También sentí las arcadas resentir aún más mi garganta y el sabor ácido subir hasta mi nariz.

Cuando terminé, me quedé agarrando el inodoro con ambas manos, antes de levantarme con inestabilidad.

—No debí enojarme— Kim Doyoung me volteó para verlo, sus labios estaban entreabiertos y tenía una pequeña línea en medio de sus cejas.

—Tuve unas horas agitadas— traté de restarle importancia, limpiándome con un pedazo de papel higiénico.

—Mis emociones pueden afectarte— dijo de repente, todavía preocupado —quiero decir-, las emociones de todos nosotros en realidad, eres humana y nosotros podemos causar efectos en ustedes cuando experimentamos emociones fuertes. Por eso vomitaste.

Nunca me había puesto a pensar en lo que realmente significaba estar rodeada de criaturas sobrenaturales, solo pensé que era el saber y ver, pero que puedan causarme vómitos o más, me asustaba.

—Lo siento, Nara— Taeyong vino a disculparse, pareciendo arrepentido detrás de esos ojos serios.

—No te preocupes, me sirve para bajar de peso— intenté bromear, pero sentí que lo arruiné aún más cuando se quedaron en silencio —Eh, sí, como sea. Imaginen que no dije eso.

Me ofrecieron un cepillo y pasta de dientes para limpiarme, y mientras lo hacía, a solas en el baño, me miré en el espejo un momento.

Me sentía avergonzada de haber vomitado en plena discusión, pero sabía que tampoco era mi culpa. Y bueno, por lo menos eso no.

En cambio, estar aquí, sí que lo era.

—Adelante Nara, tú puedes— me susurré a mi misma antes de salir del baño.

Lo primero que encontré fue a Haechan con su palma extendida, y una burbuja de agua bastante grande flotando encima, sin tocar su piel.

Ambos nos miramos en silencio, mientras la burbuja seguía flotando y pareciendo moverse en su lugar acorde a cómo se movía el agua en el mar.

—Mentira, no puedo— dije en voz alta antes de volver a encerrarme en el baño.

[…]

 

No volvieron a mencionar el incidente entre Kim Doyoung y Taeyong, por lo menos no en frente mío, así que supuse que lo hablaron en privado.

Y yo creí que tendríamos por lo menos unos días tranquilos luego de todo, pero me equivoqué.

—¿Una reunión aquí?— pregunté asustada.

—Sí, ellos dijeron que si no era aquí, no se reunirían con nosotros.

Los hombros de Kim Doyoung estaban tensos, y la manera en la que sus ojos se movían por todo el cuarto, me daba a entender lo mucho que su cerebro estaba maquinando.

CRESCENDO | Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora