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Por alguna razón, el frío se sentía más denso en esta parte de la ciudad

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Por alguna razón, el frío se sentía más denso en esta parte de la ciudad. Mis hombros temblaron un par de segundos antes de que siga caminando a la entrada de la casa.

Iba detrás de Kim Doyoung, así que no podía ver mucho de lo que había por delante debido a la altura del chico.

Escuché el sonido de la puerta siendo abierta, y no tuve otra más que entrar, porque Mark y Taeyong iba detrás de mi y no tenía cómo escapar.

La casa donde vivía Kim Doyoung era increíble, con paredes blancas, piso de madera brillante, más adornos y muebles que se distinguían en negro y café.

Me desconcentré viendo los peculiares y modernos adornos que decoraban los pasillos, tanto, que no me di cuenta cuando llegamos a su sala y más personas se presentaron ante mis ojos.

—Ya llegué— anunció Kim Doyoung, dejando su mochila en el brazo de un sillón y dejándome expuesta.

—Tú debes ser Nara, ¿cierto?— una señora pálida, delgada y de baja estatura estaba sentada en el sillón individual, mirándome con atención.

—Buenas tardes, señora Kim— di una venia de 90 grados, sintiendo que podría caerme o algo de repente.

Esperaba que sí fuera su mamá, porque de lo contrario sería vergonzoso.

—Es un gusto conocerte Nara. Creo que puedo hablar por todos al decir que esperábamos conocer a la chica que exasperaba tanto a mi hijo— dijo en un tono bromista, mientras los demás se reían y yo me tensaba más.

—Uhm, s-sí… y-yo… —tartamudeé, no sabiendo qué responder.

—No te preocupes cariño, no mordemos— siguió, pareciendo entretenida con mi nerviosismo. —Sin embargo, el problema en el que te metiste puede ser más que un problema— el tono divertido de su voz desapareció y sentí que la habitación se oscureció un poco.

—Ven—Kim Doyoung dijo en voz baja, sacándome de la Sala —Volveremos en un momento— su madre asintió, con tranquilidad, y yo me sentí un poco más nerviosa.

Creí que me llevaría a su cuarto, pero se desvió por otro pasillo y salimos al patio trasero, donde había una bonita piscina con luces adentro. El cielo todavía estaba azul, pero las luces eran bastante fuertes, así que se notaban con facilidad.

Se sentó al borde de la piscina, con las piernas cruzadas, y yo le seguí , solo que doblando mis rodillas y abrazándolas.

La luz que salía de la piscina gracias a sus luces, iluminó la cara de Kim  Doyoung, quien se mantenía con la vista en el agua.

—Tienes una bonita casa— dije, después de unos segundos en silencio, pensando que tal vez le estaba costando decir lo que tenía que decir.

Kim Doyoung suspiró, y sentí una gran pena salir de su boca con ese gesto.

CRESCENDO | Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora