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Tic, tic, tic

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Tic, tic, tic.

Podía escuchar el agua cayendo de la pila mientras yo me abría paso entre los vidrios rotos y toda la suciedad que había. Escuchaba voces y manos intentando tocarme, pero yo me hacía a un lado y trataba de encontrar un camino a seguir donde no hubiera ruido.

Ya estaba amaneciendo, la noche empezaba a desaparecer y dejaba un azul que se iba aclarando con el paso de los minutos, aunque la luna siguiera presente. La casa estaba destrozada, todo con lo que me había maravillado la primera vez que vine ya no existía, ahora solo eran trozos de cerámica, porcelana, y vidrio, muchísimo vidrio.

La cocina estaba peor que la sala incluso, pero mis pies me llevaron hasta ahí, donde escuchaba las gotas bajando y chocando contra el metal del lavaplatos.

Tic, tic, tic.

—Por favor, Nara, escúchame.

Tac.

Volteé hacia Doyoung de golpe, y éste se hizo un paso atrás, sorprendido.

—Habla.

Mi voz salía forzada, pero tuve que mirarlo fijamente a los ojos, para sentir que no me estaba mintiendo. Por lo menos no esta vez.

“El tritón paró en su lugar, a unos pasos de mí, sabiendo que ya era muy tarde para detenerlo.

—A mí también me costó un poco descubrirlo, pero después de tanto, me di cuenta— Kihyun siguió —Todo es culpa de él, Nara. Desde un principio, te hipnotizó e hizo que quedes atada a él, como si fueras su mascota.

—No es así— Doyoung intentó hablar —No es como él lo dice.

Pero mientras miraba a los demás, solo había culpa y timidez, ninguno trató de refutarlo, en cambio, se mostraron reacios a decir algo.”

—Kihyun tergiversó las cosas.

—¿Me ataste a ti? — pregunté, esperando una negativa de su parte, pero no pudo contestar —¿Tú fuiste el que me metió en esto?

Miró atrás, pidiendo ayuda silenciosamente a los demás, pero ninguno se atrevió a interferir.

“—Creo que los dejaré solos, necesitan hablar de muchas cosas.

A ninguno le importó que Kihyun salga de la casa con paso tranquilo y las manos en sus bolsillos, con sus soldados detrás siguiéndole, porque ya había disparado, y revelado la verdad.”

—No quise hacerlo.

Su respuesta hizo que mi corazón cayera, un repentino dolor sacudió mi cuerpo, pero no era externo, no venía de las heridas que me había causado la explosión de las ventanas, esto era emocional.

Di un paso atrás, pisando con mi media las cosas rotas, pero no importó, porque sentía como si estuviera por desmayarme.

—Estaba pasando por un momento difícil, y apareciste tú, y no pude controlarlo, no puedo controlar bien lo que hago y-…

CRESCENDO | Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora