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La chispa celeste que yacía en el fondo de mi cuerpo tomó fuerza y empezó a crecer, sentí mi sangre correr con rapidez y mis manos temblar

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La chispa celeste que yacía en el fondo de mi cuerpo tomó fuerza y empezó a crecer, sentí mi sangre correr con rapidez y mis manos temblar. El vínculo tomó tal fuerza y tamaño que ya no era sólo una pequeña chispa, se volvió un relámpago que cubrió todo mi cuerpo.

Cerré mis ojos y contuve la respiración.
Humedad, frío, sangre.

Cuando volví a abrir mis ojos, ya no estaba en la orilla del mar. A mi alrededor el agua pasaba sin rumbo ni interrupción, y podía respirarlo bien.

Caí en cuenta de que estaba en el piso con una lanza clavada en mi abdomen, pero cuando lo vi, junto a la cola que reemplazaban mis piernas, abrí mis ojos en sorpresa.

Ay por dios, soy Johnny.

Sí, recordaba muy bien los abdominales bien definidos y la piel morena, era inconfundible.

De alguna forma, había salido de mi cuerpo y ahora estaba en el cuerpo de Johnny.

Sentí el metálico sabor a sangre en mi boca, y mientras unía las piezas, miré a un costado, donde Kihyun estaba encima de Doyoung.

Entonces Johnny había caído rendido y Doyoung estaba siendo golpeado hasta la muerte.

Me levanté (o levanté a Johnny, en todo caso) y se sintió tan extraño no tener piernas y solo moverme como si flotara.

Fui hasta Kihyun y agarré su hombro.

—¿Qué crees que…?

Le di un gran puñetazo que lo mandó a un costado, provocando sonidos de sorpresa de parte de los demás.

—Deja a mi sireno en paz— gruñí.

No salió como pensaba, porque me lanzaron miradas confusas. Incluso Doyoung, quien apenas respiraba bien.

Lo miré directo a los ojos y el vínculo se materializó en frente nuestro, uniéndonos.

—¿Nara?— preguntó sin poder creerlo.

Asentí levemente, y sus ojos brillaron con alegría.

—Perra desgraciada…— Kihyun se estaba incorporando. Escupió a un lado botando sangre y me miró con odio —Al parecer descubriste cómo utilizar el vínculo a tu favor.

Me puse en frente de Doyoung, a modo de escudo, tomando nota mental de los lugares de donde le salía sangre. Su cola y su hombro estaban con heridas abiertas, y de su ceja bajaban las gotas carmesí.

Kihyun también estaba muy herido, debajo de su última costilla había una gran herida y su pómulo estaba hinchado, pero se veía en mejor estado que Doyoung.

—Está bien, puedo terminarlos a los dos.

Entrecerré los ojos, calculando lo que iba a hacer a continuación.

CRESCENDO | Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora