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Subirme al avión fue más fácil de lo que pensé, con la misma mochila que había sacado de mi casa hace semanas, ahora incluía unas cuantas ropas más que la señora Kim me había dado

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Subirme al avión fue más fácil de lo que pensé, con la misma mochila que había sacado de mi casa hace semanas, ahora incluía unas cuantas ropas más que la señora Kim me había dado.

El grupo se dividió en dos para que Renjun pueda ir a sacar ropa de su departamento, lo cual fue menos arriesgado de lo que creímos cuando los encontramos en el aeropuerto sin novedades.

En tanto la señora Kim, Haechan, Taeyong y yo fuimos en el auto del penúltimo; Doyoung, Mark, Chenle y Renjun fueron en el del primero de camino al Departamento de Renjun.

Fue un alivio poder estar sin la tensión que siempre nos rodeaba a Doyoung y a mí en el camino, pero fue imposible evitarlo cuando todos los demás parecieron armarse en complot y dejarme el último asiento disponible al lado del príncipe.

No quise quejarme, puesto que Renjun y Chenle parecían bastante entretenidos hablando en los asientos de la fila de atrás, mientras Mark y Haechan consultaban un libro.

Me senté a su lado, en el medio, esperando que suba otra persona más en la tercera fila para no poder estar solo los dos, pero mis esperanzas murieron cuando la azafata empezó a dar las instrucciones de Seguridad.

Cerré los ojos para tratar de dormitar, sintiendo un poco de turbulencia y el codo de Doyoung rozando mi brazo.

Pasó media hora hasta que me di cuenta que sus roces eran a propósito, Doyoung se movía y removía sin parar, como si tratara de encontrar una posición cómoda, pero no dejaba de darme miradas fugaces, esperando alguna reacción de mi parte.

Bufé y traté de no hacer caso a sus intentos de llamar mi atención, pero me estaba llegando al colmo, sobretodo porque seguía molesta.

Estuve a punto de pedirle a Chenle que me cambie su lugar, de no ser porque la azafata se adelantó y avisó que debíamos volver a ponernos nuestros cinturones porque ya íbamos a llegar.

Me aseguré el cinturón con fuerza y Doyoung se mantuvo calmado, atendiendo a las instrucciones de la voz que sonaba en los pequeños parlantes.

Pero cuando salimos, se mantuvo empeñado en ayudarme aunque sin dirigirme la palabra. Llevó mi mochila y se puso a un lado de mi, como si estuviera escoltándome.

Detrás, Mark y Chenle soltaban risitas dándole miradas a Doyoung y comentando entre ellos.

Me abrió la puerta del taxi, y estuvo a punto de entrar para sentarse a mi lado, pero Haechan se le adelantó, sonriéndole caprichosamente mientras el otro le miraba ceñudo.

Chenle también aprovechó y ya no quedaba espacio para Doyoung, puesto que adelante estaba la señora Kim.

Afuera, Mark se reía escandalosamente y entraba al otro taxi, junto a los que quedaban. Doyoung se fue de mala gana al otro taxi y yo tampoco pude evitar contener una risita cuando la puerta de nuestro taxi se cerró y avanzó.

CRESCENDO | Kim DoyoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora