"No lo escuches, tápate los oídos."
Su voz tenía un tono suave, no era tosco ni grave, podías confundirlo con un ser celestial.
Era su mejor arma, porque cuando lo utilizaba, un crescendo se alzaba a tu alrededor, y solo esperabas escuchar las arpa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No quedé inconsciente mucho tiempo, máximo cinco minutos supuse. Cuando desperté, estaba en la arena y la noche se cernía sobre mí.
Tuve la sensación de que caí sobre mi cuerpo y todavía se me hacía ajena la sensación de tener el control total de mis extremidades.
—¿Nara?
Escuché a Renjun y levanté la cabeza, parpadeando un par de veces para enfocar su silueta.
—Volvió a la normalidad— Mark se acercó cautelosamente, con los otros dos chicos detrás de él siguiéndole y asomando sus cabezas.
—Fui allá, estuve abajo— dije tragando saliva, apoyando mis codos en la arena para incorporarme.
—Lo sabemos— asintió Mark respirando profundo.
Se sentó a mi lado y ladeó la cabeza.
—Doyoung lo logró— sentí mis ojos brillar por la pura felicidad al pronunciar esas palabras —, ganamos.
—Lo sabemos— Mark sonrió con los labios cerrados, repitiendo lo mismo. —, Chenle y yo lo sentimos, hubo un cambio en el océano.
Miré a Renjun, quien tenía una grande sonrisa en su cara, y sentí las lágrimas acumularse en mis ojos.
—Ganamos— pronuncie apenas, y él vino a mí, rodeándome con sus brazos mientras yo hundía la cara en su cuello.
—¡Te viste increíble, Nara!— exclamó Chenle —. Por un momento creí que estabas poseída, empezaste a levitar.
—¡Sí, estabas en el aire y una extraña chispa celeste salía de tu cuerpo! — secundó Mark —Nunca vi nada parecido, y de repente…
—¡Los ojos! Abriste tus ojos y estaban brillando como los de Doyoung, su celeste característico, pero no nos veías ni respondías— siguió Chenle, muy emocionado.
—Ninguno quiso acercarse a ti, tenías un escudo que te mantenía protegida.
—¡Y boom! El mar dejó de temblar, minutos después tú caíste al piso. — Terminó Renjun separándose un poco de mí.
—No sé cómo lo hice— dije avergonzada por lo que contaban —, tuve la necesidad de ayudarlo y de repente estaba ahí…
—¡Fue asombroso!
Renjun me dio un apretón antes de separarse, pero como fuera, ese acto hizo que sienta un dolor agudo en mi espalda casi a la altura del hombro, y jadeé. Mi amigo se apartó rápidamente al escucharme.
Todos nos quedamos en silencio cuando vimos que su mano y parte de su manga estaban manchadas de sangre. Fruncí el ceño recordando lo que había sentido abajo.
Intenté incorporarme, sintiéndome débil de repente, y escuché a Mark maldecir cuando dejé a la vista la arena donde antes estaba acostada, con un color rojo carmesí en vez de su usual tono amarillo pálido.