El Que No Arriesga...

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Megatron, con una furia implacable reflejada en sus ojos rojos como el fuego, arrastró a Starscream por el suelo metálico de la Nemesis hasta llegar a la bahía médica, cada paso resonando con una amenaza latente. Starscream, herido y tembloroso, intentaba desesperadamente liberarse, pero la mano férrea de Megatron alrededor de su cabeza era inquebrantable. Megatron lanzó a Starscream contra una pared de la sala. El impacto fue brutal, haciendo que la estructura crujiera bajo la fuerza. Starscream se desplomó, gimiendo de dolor, sus sistemas internos luchando por repararse ante el daño severo.

Megatron: Has jugado con mi paciencia por última vez, Starscream. Tu ambición desmedida te ha cegado, y ahora sufrirás las consecuencias.

Megatron se acercó lentamente, cada paso cargado de una amenaza palpable. Con un movimiento repentino, pisoteó el pecho de Starscream, aplastando sus placas metálicas y haciendo que el traidor gimiera de dolor.

Starscream: (Con voz ahogada) Lord Megatron, por favor... debe entender que y—

Megatron: (Aumentando la presión) ¡Silencio! ¡Tus palabras no tienen valor!

Con una fuerza implacable, Megatron lo levantó nuevamente, sosteniéndolo por el cuello con una sola mano. Los dedos metálicos de Megatron se apretaron con una intensidad despiadada, cortando el flujo de Energón por los circuitos de Starscream. Starscream chisporroteaba y su cuerpo temblaba incontrolablemente mientras la presión aumentaba, sus ópticos parpadeaban mientras luchaba por mantener la conciencia.

Megatron: ¿Recuerdas ese momento, Starscream? Cuando tomaste el Energón Oscuro de mi pecho, dejándome al borde de la muerte. ¿Creíste que podría olvidarlo?

Sin darle tiempo a responder, Megatron lo lanzó nuevamente, esta vez contra el panel de control, provocando una lluvia de chispas y destrozando los delicados instrumentos. Starscream cayó al suelo con un estruendo, sus sistemas luchando por mantenerse operativos.

Sin mostrar piedad, Megatron extendió su cañón de fusión y disparó a quemarropa, alcanzando a Starscream en su ala derecha. El ala explotó en una nube de metal retorcido y chispas, dejando un hueco humeante donde antes había estado. Starscream gritó de dolor, su voz distorsionada por la agonía.

Megatron: Eres un parásito, Starscream. Y yo soy la cura.

Megatron, con una precisión fría, clavó sus garras en el pecho de Starscream, atravesando el blindaje y llegando hasta sus circuitos internos. Los gritos de Starscream llenaron la sala mientras Megatron comenzaba a retorcer y arrancar los cables vitales, uno por uno, saboreando cada instante del dolor infligido.

Starscream: ¡Por favor, Lord Megatron! ¡Piedad!

Pero Megatron solo sonrió, una sonrisa llena de crueldad y satisfacción oscura.

Megatron: (En susurro amenazante) La piedad es para los débiles, Starscream. Y tú ciertamente has demostrado ser el más débil de todos.

Con un movimiento final, Megatron arrancó un componente crucial del pecho de Starscream, uno de sus núcleos energéticos secundarios. La luz en los ojos de Starscream comenzó a desvanecerse, y su cuerpo se desplomó, casi inerte, temblando de manera residual.

Megatron observó con desdén el cuerpo destrozado de su segundo al mando, que ahora yacía en el suelo vivo pero en agonía.

Megatron: Starscream, ¿qué se dice cuando te muestran piedad?

Starscream, apenas consciente, luchaba por enfocar su visión borrosa en la figura imponente de Megatron. El dolor era insoportable, una mezcla de sensaciones eléctricas y punzadas que recorrían todo su cuerpo. El hueco en su pecho donde antes estaba su núcleo energético secundario ardía, enviando señales de alarma a cada rincón de su sistema. A pesar de la agonía y el miedo, el orgullo de Starscream aún se aferraba a la idea de que debía resistir, de que no podía dejar que Megatron lo viera completamente quebrantado.

Transformers Prime: Hasta que Todos Seamos UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora