Estaba al borde del acantilado, mirando hacia abajo, y Karl Wilson me empujó.
La sospecha de un Shungit en problemas late gracias a las palabras de Melanie y a la sensación misteriosa que me llama en el fondo de mi pecho pesadilla tras pesadilla. ¿Esos últimos ataques de dolor y gritos? Se convirtieron en llamadas más profundas que puedo comprender, que puedo considerar susurros de Shungit endulzándome los oídos.
Puedo estar equivocada, tal vez no me necesitan y solo se trate de un fallo de mi pasado dragón o un juego de alucinaciones de mi parte, pero volver a Shungit no se torna una mala idea cuando tengo un boleto listo para dentro de unas horas e impulsos de seguir los consejos de papá.
«Es la última mierda que vamos a atravesar juntos», me dijo Pierre la noche anterior a abandonar el pueblo. Tres meses después, mantengo la esperanza de que esa no haya sido la última mierda, de que Pierre siga siendo mi Pierre Crawford y mantenga el deseo de ser parte de esta nueva historia que quiero crear para mí misma.
Abro mi closet y saco la mayor cantidad de ropa que puedo de a tirones para lanzarla dentro de la maleta. Falta media hora para que mamá se levante, según sus rutinarios horarios. Debo marcharme del departamento antes de que tenga la oportunidad de descubrirme.
—¿Nos vamos, muchacho? —le digo a Oli en voz baja mientras cierro a la fuerza mi maleta casi explotada—. Volvemos con la abuela, ¿sí? —Da vueltas en círculo y mueva la cola. Eso es un sí.
Meto en un bolso todo lo que deseo no abandonar en esta habitación, además de todo el dinero extra que tengo ahorrado y arrugado al fondo del cajón. Diez minutos más tarde, me dirijo a la puerta de entrada. Tan simple como poner un pie fuera del umbral para confirmar lo lejos que puedo irme, lo arriesgado que se torna dejar mi trabajo y la poca vida que había logrado en estos meses aquí sin siquiera un aviso de por medio.
Me guardo el boleto junto a mi celular y le coloco a Oli la correa. Me pongo un abrigo, un gorro y una bufanda; solo entonces, creyendo que estoy lo más lista que puedo estar en estas circunstancias, me atrevo a abrir la puerta con sumo cuidado de que no rechinen las bisagras.
«Hago lo que puedo contigo». La discusión con mamá se vuelve el punto de partida hacia algo nuevo y alcanzable para mis ojos. Sin embargo, por más frustrada, furiosa y decepcionada que pueda estar, debo soltar lo que vengo abrazando y tirarlo a mis pies si quiero alivianarme.
Viajar sola... Marcharme sola... Escribir mi historia... sola.
Sin Charlie Brown a mi lado. Sin la mujer que estuvo incondicionalmente conmigo durante toda mi vida, que me sostuvo mientras yo la sostenía a ella en la gran mayoría de conflictos que enfrentamos. «Juntas», esa palabra se ha disuelto. De esa mujer brillante solo quedan cenizas, y en esta ocasión voy a permitir que el viento se las lleve.
Atravieso el umbral y me detengo antes de salir, aprieto mi mano en el picaporte. Me volteo hacia el interior del departamento con el arrepentimiento invadiéndome, porque estoy asustada. Jamás había pisado el mundo sin mirar atrás exenta de mamá. Temo echarlo a perder.
Tengo dieciocho. Hace tiempo vengo pisando el mundo sin mamá.
Observo el pasillo, mis maletas; a Oliver, que me espera con la cabeza ladeada. Y, finalmente, cierro la puerta a mi espalda, porque... «Enfrentarse al miedo no es acallarlo, es hacerlo entender que tú vas primero que él. Siempre».
Cuando nos encaminamos al ascensor, siento mi cuerpo ardiente como si un lobo estuviese persiguiéndome y yo escapando de él. Lo cierto es que sí estoy escapando, lejos, muy lejos.
Llegamos a la desierta planta baja, nos apuramos en salir del edificio y, antes de que la brisa helada choque contra mi cara al abrir las puertas, Denise aparece en nuestro panorama para detenernos. Sale de la habitación de limpieza y se nos acerca.
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EFÍMERO PRAGMA
FantasyPosterior a abandonar un alma capaz de hacerla brillar, la calidez de sonrisas que acompañan y un pueblo oscuro y sigiloso que se convirtió en el significado de la palabra "hogar", Bridget Wilson transcurre sus días sumergida en recuerdos, nostalgia...