𝐓𝐑𝐔𝐄𝐍𝐎𝐒, 𝐋𝐔𝐙 𝐘 𝐃𝐄𝐒𝐂𝐀𝐑𝐆𝐀𝐒

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Me llevo un susto cuando la puerta de la habitación se abre de par en par, choca contra la pared y Ryan entra a toda prisa con su pijama puesto y un arma en alto, apuntándonos. Se frena frente a los trozos de vidrio dispersos. Trozos grandes, pequeños, filosos y molidos. Su rostro pasa de la sorpresa a una furia fulminante con la que nos mira apenas levanta la cabeza.

—Baja el arma —le ordeno cuando apunta a Pierre, solo a él.

—¿Qué... qué carajos hicieron? —masculla, me ignora por completo—. ¿Qué es todo esto? ¿Cómo sucedió?

Con mis manos me impulso para levantarme. Mis piernas tambalean, gelatinosas, y me voy hacia adelante. Ryan deja caer la pistola y se lanza hacia mí sin importar los vidrios de por medio, pero es Pierre quien me sostiene antes de que aterrice en el suelo.

—Explícame qué llevó a que esto sucediera —le pide Ryan a Pierre, convencido de que no estoy en condiciones, que me tiembla el cuerpo y la debilidad la tengo escrita en la frente.

Melanie y Jasper entran a toda prisa a la habitación, aterrados. Nuestra amiga se lleva una mano a la boca mientras que Jas abre los ojos de par en par e intercala miradas con nosotros y la Caja explotada.

—Me alimenté de la energía de Brid —les cuenta Pierre, me agarra con más fuerza—. Se... se nos fue de control, como era de esperar, pero... todo esto... —Señala los vidrios—. No lo sé.

—Sí lo sabes, no te hagas el tonto —contesta Ryan y avanza entre el caos—. Intercambiaron energía, ¿no es cierto? Se les fue la cabeza y se ahogaron en la energía del otro por pura ambición. Es oscuridad y claridad, ¡¿cómo se les ocurre ni siquiera intentarlo?!

Deslizo mi mano encima de la de Pierre que me sostiene desde la cintura y la aprieto. «Contéstale», le ruego. Siento que, si intento hacerle frente, las palabras se van a atascar en mi garganta.

—Pasaste días repitiéndome que debía adueñarme de energía exterior para mantener andando al dragón negro, Ryan —exclama Pierre—. Sentía que me volvía loco, que ya no podía mantenerlo callado, y Brid cedió de su energía. Tú me dijiste que eso hiciera, que lo intentara con ella. Lo hicimos.

—¡Jamás dije que intercambiaran energía!

Jasper se acerca despacio a su hermano y aleja la pistola que soltó sin que él se dé cuenta. Eso me indica que esto no irá bien, para nada bien y puede olerlo palpitando en cada uno de nosotros.

—¡Y si lo hicimos, ¿qué?! ¡¿Qué harás al respecto, Ryan?! —casi grita Pierre, tenso, filoso—. ¡Dime qué carajo harás!

Ryan se pasa las manos por la cara y suelta un suspiro impaciente. Espera y condiciona unos buenos segundos de silencio. Jasper y Melanie solo observan, sabiendo que un sonido descarrila la ida y vuelta de acusaciones.

—Tiraron abajo la Caja de Cristal —menciona Ryan con alguna calma que logró sostener en medio del tormento que reflejan sus ojos—, lo que significa que no tenemos en donde contenerte si el dragón negro vuelve a armar sus escándalos. Necesitamos reparar esto, con más razón ahora que estás sobrecargado. —Me apunta con la cabeza a mí—. La debilitaste, volcaste oscuridad en un dragón plateado; no sé qué le hará eso a su sistema.

—Nada, no hará nada. Estoy bien —interrumpo por primera vez. De a poco la mente va ablandándose, quitando la neblina que me borroneaba las ideas y me desregulaba la respiración.

—No, no tienes idea qué te hará esa recarga —me contradice—. ¿No eres consciente de lo que acaba de pasar? Según lo que sé, Colin quiso convertirte en un dragón negro a la fuerza el verano pasado. Hoy abriste la barrera, le cediste el paso a la oscuridad en tu cuerpo. ¡Te entregaste a ella porque se trataba nada más y nada menos que de Pierre!

EFÍMERO PRAGMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora