Hace pocos días moría de frío al respirar el aire que entraba por mi ventana o sentirlo rozándome la piel, ahora mi dragón se encarga de que esa no sea una preocupación para mí. Cuando bajo del auto de Pierre, la nieve a mi alrededor y la brisa que me arremolina el pelo se vuelve un chiste.
La casa de Gigi está hecha un lío de gente, tanto afuera como lo que alcanzo a ver adentro. La estructura es más simple de lo que imaginé. Sí, dos pisos no son insignificantes, pero tiene un liviano toque familiar y tranquilo, el cual están tirando abajo con la música alta y los vasos desparramados.
Pierre me lleva de la mano por el jardín mientras nos deslizamos entre la gente buscando a nuestros amigos. Atravesamos el porche y nos adentramos en la casa. Gracias a mis tacones puedo ayudar a Pierre a buscar por encima de la multitud, aunque él es quien los detecta primero. Jasper, Melanie y Ryan están en medio de una charla cerca de la barra de bebidas.
Sí, hay una barra de bebidas al final de la sala.
—¡Dios mío! —chilla Melanie, en ese sitio la música se escucha un tanto más baja y permite hablar sin gritar—. ¡¿Y ese vestido?! —Me toma de los hombros y me agita.
—Me lo compró Pierre hoy —respondo cuando me suelta para mirarme de arriba abajo. Ella está preciosa con su conjunto rosa chicle y zapatos del mismo color. —. ¿Qué te parece? ¿Dices que me queda?
—¿Que si te queda? Me fascina, me encanta, me obsesiona, Brid. Es muy... —Enmarca una ceja y fulmina a Pierre con la mirada—. Con que esto lo hiciste tú.
Oculto una risa.
—Atrevido —susurra Melanie, Pierre levanta las manos en un gesto de rendición.
—¿Y Gigi? —consulto luego de intentar ubicarla entre los masivos invitados y fallar. Su manto de pelo platinado tendría que hacerse notar.
—Supervisando que nadie explote la casa o salte por una ventana —comenta Jasper, así que me vuelvo para mirarlo. Lleva una camisa oscura y... Espera, esa camisa yo la conozco—. Debe estar afuera o arrib...
—¿Esa camisa es de Pierre? —interrumpo y lo señalo.
Sus ojos azules aterrizan en mí abiertos de par en par.
—¿No? Digo... no. No, no es de él.
—Oh, sí es mía —lo contradice Pierre de brazos cruzados, haciendo que las mejillas de Jasper se tornen de color rojo y sus ojos viajen de acá para allá—. ¿La robaste de mi armario?
—No.
Melanie se acerca, levanta el brazos de Jas y entierra su nariz en la tela.
—Guácala, huele a Pierre. —Tose unas cuantas veces y prosigue—: ¿Acaso te hechas un envase de perfume por día tú? ¿Cuántos te gastas por semana? ¿Miles?
—Probablemente, sí.
—Bueno... yo..., voy a buscar a Gigi —murmura Jasper y se desliza por nuestro costado, Pierre intenta retenerlo desde el codo, pero él se escabulle como una rata—. ¡Nos vemos! Que... se diviertan sin mí.
—¡Voy a comenzar a cerrar mi habitación con llave! ¡¿Me oíste?! —le grita Pierre, aunque el chico sigue su camino sin inmutarse.
—Jasper es el tipo de chico que consigue todo lo que quiere a último momento —interviene Ryan por primera vez en la noche—. Apuesto un trago a que no tiene camisas y necesitó robarte una para venir presentable ante su bonita Gigi.
—Me debes un trago. —Todos nos volvemos hacia Melanie—. Sí tiene una camisa, perdida por ahí que no usa jamás, pero la tiene. Lo sé porque se la regalé el año pasado y dijo que no la usaría en su vida.
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EFÍMERO PRAGMA
FantasiPosterior a abandonar un alma capaz de hacerla brillar, la calidez de sonrisas que acompañan y un pueblo oscuro y sigiloso que se convirtió en el significado de la palabra "hogar", Bridget Wilson transcurre sus días sumergida en recuerdos, nostalgia...