—Podría llamarse Malvavisco. Aunque Canela también me gusta —relata Melanie, envuelta hasta el cuello en su bolsa de dormir—. O...
Acomodo la cabeza en mi almohada e inhalo una bocanada de aire mientras Melanie sigue murmurando ideas de nombres para su posible gato. La multitud de mascotas de Rowena la inspiró a adoptar uno para que viva con nosotros en la Estancia Drákon. Las negaciones de Jasper le dieron totalmente igual.
Silencio mi alrededor y recuerdo la última mirada de Rowena hoy en la mañana antes de marcharnos del búngalo. Su sonrisa dejó ver sus brillantes dientes, sus rellenas mejillas y sus hoyuelos hundidos. Nos hizo prometer que volveríamos si las cosas tomaban un rumbo aún menos deseado. Nos repitió lo que ya sabíamos; ella estaría ahí en cualquier ocasión, porque el poder antiguo la mantiene de una pieza impecable año tras año.
Y, cuando nuestros compañeros se alejaron para atravesar la barrera, nos regaló un último susurro. «Los ojos no detectan oscuridad, pero la energía la encuentra, aunque esté muy en el fondo del pozo más hermoso». Desde que partimos el viaje de vuelta no he dejado de pensar en sus palabras, las tengo impresas en la mente, y el cansancio las convierte en ecos insistentes.
—¡Taco! —chilla Melanie, lo que me hace volver a realidad—. ¡Va a llamarse Taco! ¿Qué te parece Gi? «Taco y Melanie».
—Me parece fenomenal —contesta la chica desde la bolsa de dormir a mi lado, trenzándose el plateado pelo.
—Taco será, entonces. Imagínatelo gordito, anaranjado como las zanahorias con ojos verdes como los pantanos. —Cierra los ojos y se acurruca—. O blanco como las nubes con una nariz rosa y bigotes largos. Me gusta el rosa... Quiero un gato rosa.
—¿Crees que puedas conseguir uno?
—Soñar es gratis.
Gigi termina de peinarse y se vuelve hacia mí en medio del silencio que Melanie dejó al quedarse dormida, silencio que más tarde se remplazará por ronquidos, y me dedica una de sus bonitas sonrisas puras que no se gastan ni con horas y horas de caminata intensa.
—¿Qué tal todo? —susurra entusiasmada—. ¿Cómo han ido las cosas con Rowena? Ryan se enfadó cuando nos obligó a quedarnos adentro y estuvo quejándose de todas las formas posibles, así que fue imposible escuchar al menos algunos detalles. —Suelta una risita baja.
—Esperable viniendo de Ryan —le devuelvo el susurro y pongo los ojos en blanco. Clavo mi mirada al techo de la carpa y doy un suspiro—. Si tu preocupación es Sterling, relájate; no será difícil quitarla del camino.
—¿Sí? —Su tono se ilumina, puedo notar una adrenalina apresurada.
Al abandonar la cabaña de Rowena Mason no se habló abiertamente de los temas abordados en la charla privada del jardín trasero. Los cuatro están más intrigados de lo normal en saber qué recolectamos antes de marcharnos con tanta prisa.
—Sí... No necesitamos más que adueñarnos de su Obsidiana. Quizá sea algo difícil arrebatársela, pero con el grupo de seis que formamos seremos más que suficientes. Intentaremos no extender la batalla y efectuarlo lo más rápido posible.
—¿Romperán su Obsidiana? —quiere saber y, sin verla a la cara, detecto la sorpresa.
—No, en absoluto. Será un proceso de extracción de energía proveniente del sistema canalizador de los guardianes. El poder que conserva no le pertenece, entonces quitárselo significaría darle fin a su dragón rojo, por ende a ella —explico. Detengo mi lengua para que no deje al descubierto información extra que Rowena procuró mantener en donde siempre estuvo, protegida.
Lo que nuestro grupo sabrá solo quedará entre nosotros seis, y lo que Pierre y yo sabemos solo quedará entre nosotros dos.
Pasan unos segundos en los que Gigi no contesta, por lo que giro la cabeza en la almohada y le echo un vistazo.
ESTÁS LEYENDO
EFÍMERO PRAGMA
FantasyPosterior a abandonar un alma capaz de hacerla brillar, la calidez de sonrisas que acompañan y un pueblo oscuro y sigiloso que se convirtió en el significado de la palabra "hogar", Bridget Wilson transcurre sus días sumergida en recuerdos, nostalgia...