«Aprende a sentir. Contempla la vida, Brid».
Entre sombras escurridizas, dolores con miles de significados que no quiero comprender y más dudas que aciertos en un mundo impredecible, aprender a vivir es duro. Con las personas incorrectas se siente solitario, en los caminos equivocados se siente innecesario.
No eres consciente de estar en el fondo del pozo hasta que escalas hasta la superficie gracias a amenazas propias y crueles. Crueles, porque la oscuridad tiene infinidades de formas y sabores poco conocidos para nuestras bocas. Un gramo de sustancia, por mucho que endulce la lengua, es capaz de llevarte a conocer tus peores pesadillas.
Una vez me conté a mí misma una historia formada de recopilaciones de datos del mundo dragón. La oscuridad representaba la muerte, la claridad representaba la vida. No existía intermedio entre dragones negros y plateados, entre variedad de objetivos perdidos en un pueblo que no se equivoca. Sin embargo, el orden no existe sin el caos, y el caos no existe sin el orden.
Cada luz es perseguida por una sombra.
Cada cara reflejada en un espejo alguna vez estuvo empapada de lágrimas.
Nuestros demonios internos estarán ahí, aferrados a cada pared de la que puedan sostenerse, y se prepararán para salir cuando el panorama se debilite. Dragones como Colin Rutherford no representaban la muerte, porque por dentro tenían la capacidad de florecer más allá de la oscuridad. Y dragones como Pierre Crawford no representaban la vida, porque del deseo a la obsesión hay un suspiro de diferencia.
Nueva temporada en Shungit, nuevas etapas que el pueblo transformó para todos nosotros. Mi vida fue pulida en cada rincón, saqué brillo de donde antes reinaba un pálido azul entristecedor.
La relación con mamá posterior al encuentro en el entierro de Marjorie tomó un rumbo pacifico, comprensible y aceptable. Cuando me dejó en claro que no volvería a ser la mujer que yo llamaba con cariño «mamá», lo decía en serio, y he aprendido a respetarlo sin abandonar las riendas de mi vida. Por más que hemos arreglado los desacuerdos, sigue siendo la persona que me cortó las alas, y eso no será algo que vaya a olvidar.
En cuanto a ese sueño por el que tuve que pelear hasta conmigo misma, sigue creciendo día a día. Shungit está esplendido, regalando sonrisas por las calles y destruyendo lo que se había encargado de separar a sus dragones de su verdadera meta. Ser la guardiana no me deja caer en la fascinación extrema con sus tierras de origen, lo que me deja hacerlo es haber estado entre cenizas y alaridos, suplicas y carcajadas malvadas que descuartizaban almas.
Por esa razón, el viaje al Caribe fue mi primera opción para un descanso de la conmoción de sentimientos nuevos. Durante las noches miraba las estrellas por las ventanas de la habitación y pensaba en Marjorie Gray, su técnica para vivir la vida y las ciento un palabras que me dedicó desde ese lugar de sabiduría.
«Quiero contemplar la vida, abue», me hubiese gustado decirle con el llanto atascado en la garganta. Pero no quise aceptar que no tenía idea cómo aprender a sentir, cómo contemplar algo que estaba temblando cada pocas horas. Me encerré en la negación, y cuando ella se marchó solo me quedó salir de ahí.
Nos merecemos cosas.
Luego de sangre y humo, mis amigos se merecían salir de Shungit. Así fue que llamé a Karl desde Canadá con el fin de conseguir cinco boletos de avión y un buen plan de viaje al Caribe, porque quería, en el fondo y en la superficie... alcanzar para mí misma, para mis amigos, un nivel que no conocíamos.
Soy Bridget Wilson, y cumplir promesas es mi motivación.
Llevamos dos semanas viajando por el Caribe, entre playas de arena blanca, sol que se derrite en tu piel, música viva en las calles y ciudades que danzan durante la noche y durante el día. El aire húmedo reina mis pulmones y la locura de mis amigos se mueve en círculo sin descanso.
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EFÍMERO PRAGMA
FantasíaPosterior a abandonar un alma capaz de hacerla brillar, la calidez de sonrisas que acompañan y un pueblo oscuro y sigiloso que se convirtió en el significado de la palabra "hogar", Bridget Wilson transcurre sus días sumergida en recuerdos, nostalgia...