𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎 𝐄𝐋𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒

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Cuando Rowena mencionó que se nos avecinaba una «larga charla», se refirió a un ir y venir de preguntas en el cual nos encargamos de darle una explicación completa y detallada de los fenómenos y ataques que Sterling estuvo estructurando en el pueblo las últimas dos semanas para así sacar la información de pies a cabeza a la luz. Luz que ella misma va a regalarnos.

—Con que un dragón rojo en Shungit —resume Rowena posterior a estar casi tres minutos pensativa en pleno silencio—. Moldea el fuego, arrebata almas; incluso da señales a través de episodios psíquicos mientras efectúa sus crímenes. —Le da un mordisco a su galleta de avena, y añade—: Todo un fenómeno milagroso.

—¿Milagroso? ¿Por qué? —quiere saber Gigi.

—Es un dragón rojo, no existen de ellos hace siglos. Significa encontrar una aguja en un pajar, o crear una aguja... dentro de un pajar. Tanto el poder que guardan como su aparición no deben tomarse a la ligera.

—Poder antiguo —murmura Melanie en voz baja sin dejar de estrujar contra ella a dos gatos siameses casi idénticos.

—Efectivamente, poder antiguo. Ese mismo que se extinguió cuando los dragones se modificaron corporalmente. —Su tono debelador de sorpresa hace que Melanie levanta la vista de golpe a punto de sacarnos en cara la efectividad de sus posibilidades—. ¿Cómo lo supiste, chica?

Nuestra amiga se sonroja y chasquea la lengua.

—Maniobrar con los elementos era cosa de los dragones con cuerpos animales, tal como se ve en la ficción, lo que quiere decir que, si Sterling controla el fuego a su antojo, hay poder antiguo interviniendo.

—Correcto análisis —responde con una sonrisa. Se mete otra galleta a la boca antes de continuar—. No solo digo que esto se trate de un fenómeno milagroso debido a la energía que se usó, sino porque Sterling Turner desbloqueó la forma de entrar a un cuerpo de dragón, de controlar el elemento que le plazca, sin asistir a esta cabaña. Encontró la forma de acceder a información prohibida por su propia cuenta.

—¿Por qué debería haber asistido a esta cabaña? —pregunta Jasper con el ceño fruncido.

La imagen del pergamino en la primera instancia en la que Melanie nos lo enseñó a Gigi y a mí azota mi mente. La historia contaba sobre una anciana que tenía las respuestas a las preguntas más valiosas del mundo dragón ocultas, Melanie insistía en que ella podría dárnoslas. Solo ella.

—Porque aquí está el cofre del tesoro —suelto en tono bajo. Rowena se acomoda en su sillón orejero y asiente con la cabeza en mi dirección—. En este lugar están a salvo décadas de poder dragón y sus secretos más peligrosos.

—¿En este búngalo?

—En ella. —Señalo a Rowena, quien me dedica una sonrisa ladeada.

—Llevo añares despierta dentro de esta joven mujer. Esta sala ha escuchado a decenas de guardianes atravesando crisis y temores, buscando soluciones en los momentos más oscuros y organizando planes con herramientas nuevas. Siempre he estado aquí, a la espera de ser solicitada. Es mi deber.

—¿Cuántos años tienes? —suelta Ryan y Gigi le pega con el codo en las costillas—. ¿Qué? Quiero saber —susurra a regañadientes.

Rowena ríe con ganas, sin embargo:

—Cientos. Cientos de años conservados con...

—¡Poder antiguo! —farfulla Melanie nuevamente y uno de los gatos, que se había recostado en sus piernas, abre los ojos como platos, pone los pelos de punta y sale corriendo del susto.

—Así es, están en territorio protegido. Imagino que habrán atravesado la barrera energética de seguridad antes de divisar la cabaña. —Todos afirmamos con la cabeza—. Lo que sea que se encuentre dentro de la barrera, se conserva. El búngalo, lo que posee dentro y quien viva en él es parte de un proceso sellado por los pasados dragones para mantener a salvo sus pertenencias.

EFÍMERO PRAGMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora