[Beastars Fanfiction] The Last "Human"

28- Un hogar...

Aquel humano, había comenzado a adaptarse a su nueva vida en la ciudad. Las calles eran distintas a lo que conocía en la academia, un mosaico vibrante de luces y sombras, donde la convivencia entre especies parecía fluir con cierta naturalidad, aunque siempre con una tensión subyacente. Cada día, mientras caminaba entre los puestos de mercado y los edificios de la gran urbe, sentía que se desdibujaba un poco más de su pasado, como si el peso de lo que alguna vez fue se aligerara. Pero esa sensación era engañosa.

Había algo en su interior que no podía ignorar, una sensación inquietante de que todo estaba a punto de cambiar. Era como si el destino, que parecía estar pintado en un lienzo en blanco, comenzara a oscurecerse con cada paso que daba. Su control, aunque aparente, no era más que una ilusión, un simple disfraz que ocultaba la verdad de lo que realmente era. Sentía como si dentro de él hubiera un titiritero, una fuerza que movía los hilos de su existencia, aguardando el momento exacto para tomar el control.

Angel lo sabía, aunque no quería admitirlo. Era una marioneta de lo que alguna vez existió, de aquello que había sido creado en un pasado distante y cruel. Mientras tanto, se aferraba a la esperanza de que podría moldear su propio destino, de que podría superar el monstruo dentro de él, pero en lo más profundo de su ser, el miedo persistía.

El miedo a que, al final, no importaría cuánto luchara. Porque la verdadera batalla no era contra lo que estaba afuera, sino contra lo que residía en su interior.

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La ciudad brillaba en la oscuridad, una mezcla de luces parpadeantes y sombras alargadas que se proyectaban desde los altos edificios. Angel, con su capucha cubriendo su rostro, avanzaba entre las calles casi vacías. Su mente estaba fija en su objetivo, en la promesa que había hecho. Había salido en la noche por una razón, por una amiga que lo había apoyado en sus momentos más oscuros. Sabía que debía llegar al punto de encuentro, donde se había comprometido a reunirse.

El sonido de sus pasos resonaba en las baldosas mojadas por la reciente lluvia, cada paso acompañado por la incertidumbre de si llegaría a tiempo. Al llegar al lugar convenido, Angel notó que el sitio estaba más vacío de lo esperado. No había nadie más que los transeúntes ocasionales y la distante murmuración de la ciudad nocturna. Se detuvo, confuso. ¿Había llegado demasiado tarde? El reloj interno que llevaba le decía que había pasado tiempo desde la hora acordada. Pensó que quizás ella ya se había ido, y la culpa lo embargó. Tendría que disculparse después por haberla hecho esperar.

Sin embargo, antes de que pudiera darse la vuelta, un suave llamado hizo que se detuviera. Al girar su cabeza, sus ojos se encontraron con una figura que lo observaba desde la distancia. Sheila, la misma amiga que había acordado encontrarse con él, estaba allí. Pero algo en su apariencia lo tomó por...