29- Tu naturaleza... Tu maldición.

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La luna se colgaba baja en el cielo, su luz argéntea filtrándose a través de las ramas desnudas de los árboles del parque, donde Angel se encontraba solo. El frío de la noche se mezclaba con el tumulto de sus pensamientos, cada soplo de viento como un susurro del pasado que prefería dejar atrás.

Se sentó en un banco de madera, el metal frío a través de sus ropas, y sus ojos siguieron el errático baile de una hoja caída. El encuentro con el Shishigumi seguía fresco en su mente, como una herida recién abierta. El miembro que había hablado, sus palabras eran ganchos que tiraban de los hilos oscuros de su memoria. Algo que Angel había enterrado profundo dentro de sí, algo sobre lo que no quería reflexionar, pero que ahora se agitaba bajo la superficie como un animal enjaulado.

¿Por qué ahora?, se preguntaba. Había logrado tanto, se había alejado tanto de quien fue una vez, que la mera mención de su pasado le revolvía el estómago. No era solo el recuerdo lo que lo atormentaba, sino el miedo a que esos fragmentos de su antigua vida pudieran desenterrar todo lo que había construido aquí. Su relación con Sheila, su posición en la sociedad, todo pendía de un hilo tan frágil como el de la confianza que se podía desvanecer con un susurro más de aquel pasado.

El león con anteojos, había detenido la situación antes de que empeorara, pero el daño estaba hecho. La confianza que Angel había puesto en la seguridad de su nueva vida se había quebrado. ¿Cómo podría enfrentarse a Sheila ahora, sabiendo que esos secretos estaban a solo un mal paso de ser revelados? ¿Cómo podría mirar a los ojos de Juno, a quienes consideraba no solo su amor, sino también su salvación, si todo se derrumbaba?

Angel cerró los ojos, intentando calmar la tormenta dentro de él. Pero las palabras del Shishigumi resonaban en sus oídos, cada eco una acusación, cada silencio un juicio. Esta noche, bajo la luz de la luna, no encontraba consuelo ni en la oscuridad ni en el silencio. Estaba solo, acompañado únicamente por los fantasmas de un pasado que se negaba a morir.

Bajo la protección de la capucha y la sombra de la noche, el rostro de Angel reflejaba una tormenta interna tan palpable como la que comenzaba a desatarse en el cielo sobre él. El brillo ocasional de su teléfono iluminaba su expresión conturbada, un espejo de la duda y el miedo que lo invadían. Juno, siempre un faro de luz en sus momentos más oscuros, ahora se convertía en una llamada que no se atrevía a contestar.

Sus dedos acariciaban la pantalla, deslizándose sobre el botón para responder, vacilando. Cada zumbido del teléfono parecía un latido acelerado, un recordatorio de lo que estaba en juego. Hablar con Juno significaba descorrer el velo sobre su verdadera naturaleza, mostrarle que detrás de la máscara de calma y control, yacía una historia marcada por el fracaso y la desesperación. Pero, ¿y si al hacerlo, la imagen que ella tenía de él se desmoronaba? ¿Podría soportar perder ese refugio?

El pensamiento de ser solo un experimento fallido, un proyecto incompleto que luchaba contra su propia esencia, lo ahogaba más que la lluvia que ahora comenzaba a caer. Aquellos elementos de sí mismo que lo habían salvado tantas veces, ahora se sentían como cadenas que arrastraba con cada paso, cada decisión. Era un héroe a su pesar, una criatura forjada bajo la presión de la necesidad más que del deseo.

Con un suspiro resignado, apagó el teléfono, dejando a Juno sin respuesta. La lluvia arreciaba, cada gota una acusación, un recordatorio de las promesas no cumplidas y las verdades no dichas. Fue entonces cuando sintió la presencia de alguien a su lado.

Era Sylva con un paraguas en mano, se sentó junto a él, el rostro sereno pese a la gravedad del momento, mientras la lluvia caía, un silencio apareció en el lugar bajo las gotas de agua.

[Beastars Fanfiction] The Last "Human"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora