La lluvia seguía cayendo con fuerza, el sonido de las gotas al golpear el pavimento era el único acompañamiento a los pasos erráticos de Angel. Cada vez que miraba sus manos, las veía manchadas de sangre, aunque la realidad era que la lluvia había lavado todo rastro físico. Sin embargo, para él, el peso seguía ahí, como si esas manchas fueran permanentes, una marca de lo que era incapaz de dejar atrás.
Angel: ¿Por qué…? —susurró para sí mismo, apenas audible entre el estruendo de la tormenta—. ¿Por qué esta cosa me hace esto?
El sistema dentro de él se suponía que era un mecanismo de defensa, algo para protegerlo. Pero cada vez más, sentía que era todo lo contrario. Lo obligaba a actuar sin control, a reaccionar como si su único propósito fuera destruir. ¿De qué servía una defensa si al final siempre acababa hiriendo a quienes más le importaban?
Los recuerdos de Ursus cayendo al suelo, de Sylva luchando por respirar bajo su agarre, seguían atormentándolo. No importaba que, en teoría, no hubiera sido él quien los lastimara, el resultado era el mismo. Estaba atrapado, condenado a repetir esos momentos una y otra vez.
Angel: No importa cuántas veces lo intente… no puedo escapar de esto.
Se detuvo en medio de la calle vacía, empapado de pies a cabeza. El agua corría por su rostro, pero no lo refrescaba ni lo aliviaba. Las lágrimas que derramaba se mezclaban con la lluvia, invisibles pero dolorosamente presentes. Sentía el peso de sus acciones, la carga de ese sistema que no podía controlar, que lo usaba como si fuera solo una herramienta para la destrucción.
Apretó los puños, su frustración y desesperación creciendo dentro de él. Había llegado a un punto en el que ya no sabía qué hacer, ni siquiera adónde ir. Era como si toda la ciudad se hubiera vuelto ajena a él, un mundo al que ya no pertenecía.
Angel: No soy más que una herramienta rota…
El sonido de la lluvia envolvía sus pensamientos, y por un momento, deseó que pudiera ser lo suficientemente fuerte como para borrarlo todo, para hacer desaparecer esa sensación constante de que nunca podría ser otra cosa más que un destructor.
Pero sabía que la verdad era otra. No había escape.
Mientras la lluvia seguía cayendo, Angel, sin rumbo ni intención, dejó que sus pasos lo guiaran. Sus pensamientos eran un torbellino, consumido por la culpa, sin darse cuenta de a dónde lo llevaba su cuerpo. Cuando finalmente levantó la vista, el entorno había cambiado. Estaba en una parte de la ciudad que no reconocía, un lugar oscuro y oculto entre callejones. Llevaba la capucha puesta, sus facciones cubiertas por la sombra. Pero lo que más lo sorprendió fue que, sin saberlo, uno de sus ojos estaba activo, el ojo controlado por el sistema, escaneando y registrando el entorno a su alrededor.
Frente a él, se desplegaba un mercado clandestino, un lugar que parecía fuera de lugar en medio de la ciudad. Las luces eran tenues, las sombras se alargaban, y las figuras que pasaban por allí evitaban contacto visual. Angel no sabía cómo había llegado allí, pero el lugar despertaba algo en su memoria, una sensación incómoda y familiar.
Al entrar más a fondo, el olor a carne inundó sus sentidos. La atmósfera era densa y opresiva. Había mesas dispuestas como una carnicería, pero esto no era un mercado común. Angel reconoció de inmediato lo que era: el mercado negro. Un lugar prohibido, un tabú en la sociedad de herbívoros y carnívoros, pero que para algunos, era una necesidad para sobrevivir.
Mientras avanzaba entre los puestos, su mente aún estaba perdida en los eventos recientes. No se dio cuenta de que su ojo derecho, el influenciado por el sistema, escaneaba el lugar en busca de algo. Un instinto mecánico que Angel desconocía, pero que lo llevaba más y más hacia el interior del mercado.
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[Beastars Fanfiction] The Last "Human"
FanficÁngel emerge como el último vestigio de la humanidad modificada en un mundo donde nuevas especies inteligentes son descubiertas. La falta inicial de reconocimiento legal lo sumerge en un tormento de discriminación y trato inhumano. Su lucha por los...