Esa noche, me tocó experimentar algo completamente nuevo. Estaba en el cuerpo de Adrián, y tenía que lidiar con su vida social, que era bastante diferente a la mía. Mis amigos de la escuela y yo solíamos juntarnos para charlar, hablar de nuestros crushes o simplemente pasar el rato. Pero los amigos de Adrián... eran todo un desafío.
Decidí salir con ellos, más por curiosidad que por otra cosa. Se reunían en un bar deportivo, un lugar lleno de pantallas con partidos de fútbol, mesas de billar, y hombres que parecían obsesionados con todo lo que tuviera que ver con deportes. Al entrar, me sentí completamente fuera de lugar, como una niña que se había colado en una fiesta de adultos.
—"¡Por fin llegas, Adrián!" —dijo Marcos, uno de los amigos de Adrián, dándome una palmada en la espalda que casi me hizo perder el equilibrio.
—"Sí, bueno... ya sabes, el trabajo y esas cosas." —murmuré, intentando sonar como si realmente supiera lo que decía.
Nos sentamos en una mesa, y los chicos empezaron a hablar de fútbol. No tenía ni idea de lo que decían, pero asentí y sonreí, tratando de no parecer demasiado perdida. En un momento, Luis, otro de los amigos, me miró con una sonrisa traviesa.
—"¿Y tú, Adrián? ¿Alguna chica nueva? Últimamente has estado muy callado." —dijo, casi como si estuviera esperando algún tipo de confesión.
Me quedé en blanco, sin saber cómo responder. ¿Qué se supone que debía decir? ¿Que estaba más preocupada por mi próximo examen que por salir con chicas? Finalmente, me encogí de hombros y respondí lo primero que me vino a la mente.
—"Nah, nada nuevo. Estoy... concentrado en la universidad."
Luis y los otros se rieron, y yo me sentí como una niña pequeña que acaba de contar un chiste que no entendió. Mientras ellos seguían hablando de chicas y de lo fácil que sería para Adrián conseguir una novia si realmente lo intentara, me di cuenta de lo diferente que era todo esto. Con mis amigas, hablábamos de chicos, pero no de esta manera. Todo era más... no sé, delicado, quizás. Aquí, todo era directo y sin rodeos.
—"Vamos, Adrián, no seas tan modesto." —dijo Sergio, guiñándome un ojo—. Sabemos que podrías tener a cualquier chica que quisieras."
Yo me reí, pero por dentro, me sentía como una impostora. ¿Esto era lo que hacían los chicos? Hablar de chicas como si fueran trofeos que podían ganar si se esforzaban lo suficiente.
La noche continuó y, poco a poco, empecé a relajarme. A pesar de lo incómodo que había sido al principio, había algo en la manera en que estos chicos interactuaban que me resultaba... fácil. No había drama, ni complicaciones. Todo era sencillo, directo. Y, de alguna manera, eso me gustaba.
—"Las mujeres son un misterio." —dijo Marcos, riéndose mientras le daba un trago a su cerveza—. Pero eso es lo que las hace interesantes, ¿no? Si fueran como nosotros, la vida sería muy aburrida."
—"Sí, todo sería mucho más fácil si no tuviéramos que lidiar con tanto drama." —dije, sonriendo, sintiéndome más cómoda participando en la conversación.
Ellos rieron y asintieron, y en ese momento, me di cuenta de que, a pesar de lo diferente que era todo esto para mí, había algo valioso en estas amistades. No eran como las que tenía con mis amigas, pero había un sentido de pertenencia, de confianza implícita, que me hizo sentir parte de algo más grande.
Mientras la noche avanzaba, me encontré disfrutando más de lo que esperaba. Aunque todo esto era nuevo y un poco extraño, había algo reconfortante en saber que, aunque no siempre hablaran de sus sentimientos, estos chicos siempre estarían ahí el uno para el otro. Y por primera vez desde que había intercambiado cuerpos con Adrián, me sentí verdaderamente aceptada en su mundo.
Era diferente, sí, pero no necesariamente malo. Y en ese momento, supe que esta experiencia me estaba enseñando más de lo que jamás hubiera imaginado
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Devuélveme mi vida
ChickLit"Devuélveme mi vida" cuenta la historia de Adrián, un joven de 24 años, y su prima Vicky, de 14 años, quienes, tras romper un antiguo jarrón en una tarde lluviosa, intercambian cuerpos de manera mágica. Atrapados en los cuerpos del otro, deben naveg...