Devuélveme mi vida

Parte 29 Así que Adrián ve porno

No puedo negar que la curiosidad me había llevado a explorar la computadora de Adrián. Había pasado la mañana revisando documentos y correos electrónicos, pero mientras navegaba por sus archivos, algo me llamó la atención: una carpeta titulada "Half Life 3".

Al principio, pensé que eran simplemente videojuegos o archivos de trabajo, pero al abrir la carpeta, descubrí que estaba llena de porno. Imágenes, videos, todo estaba organizado de una manera sorprendentemente meticulosa. Me sorprendió un poco, pero más que eso, me intrigó. Mi experiencia previa con el tema era limitada, y nunca había tenido una oportunidad real de explorar mis propios intereses en este ámbito.

Me senté en la silla frente a la computadora, mirando las imágenes y videos que Adrián había guardado. Decidí, tal vez imprudentemente, explorar más. Abrí un video que parecía ser uno de los favoritos de Adrián, y mientras el contenido se reproducía, mi mente comenzó a divagar.

Veía a una chica voluptuosa de grandes senos masturbar a un buen dotado hombre. Posteriormente ella le hacía sexo oral.

No pude evitarlo. La sensación de estar en el cuerpo de Adrián, un cuerpo que había sido una parte tan integral de mi vida y que ahora estaba explorando de una manera tan íntima, me hizo sentir una oleada de emoción y curiosidad. Me levanté de la silla, me aseguré de que la puerta estuviera cerrada y me dirigí al baño, donde podría tener un poco más de privacidad.

Decidí investigar más, casi sin pensarlo. Deslicé la mano dentro del bóxer, y el contacto directo con la piel me dejó sin aliento. El pene estaba completamente erecto, y la sensación de tenerlo en mi mano era... increíblemente distinta a cualquier cosa que hubiera experimentado antes. La piel era suave, pero lo que había debajo era firme, pulsante. Cada pequeño movimiento de mis dedos enviaba ondas de placer a través de mí, una sensación que me hizo estremecer.

Moví la mano lentamente, deslizando mis dedos a lo largo del eje, explorando la longitud y el grosor del pene. Cada toque parecía amplificar el placer, haciendo que mi respiración se volviera más rápida, más superficial. Era como si todo mi cuerpo respondiera a este nuevo estímulo, un placer crudo y directo que me resultaba tan intenso como desconcertante.

Por un momento, me perdí en la experiencia, dejándome llevar por la sensación. Era una mezcla de curiosidad y deseo, algo tan nuevo y diferente que no podía evitarlo. Pero entonces sucedió. Una eyaculación que cayó en el piso del baño.

Dejé de mover la mano, mi corazón aún latiendo con fuerza en mi pecho. Me sentí rara, casi culpable por lo que acababa de hacer, aunque no podía negar que también había sido... interesante, por decir lo menos. Con mucho cuidado, retiré la mano y me duché rápidamente para limpiar cualquier rastro y me vestí con rapidez.

Mientras me miraba en el espejo, sentía una mezcla de satisfacción y confusión. Sentía el peso de la erección aún presente, apretándose contra la tela del bóxer, recordándome que este cuerpo masculino tenía sus propios misterios y desafíos. Me preguntaba cómo iba a manejar todo esto, cómo iba a integrar esta nueva comprensión de mi propia sexualidad con la vida que estaba viviendo en el cuerpo de Adrián.

Me sentía increíblemente consciente de mi propia capacidad para explorar y experimentar. Todo esto me llevaba a una reflexión más profunda sobre lo que significaba para mí la identidad y la sexualidad, y cómo el cuerpo de Adrián había revelado aspectos de mí mismo que nunca había considerado antes.

Tal vez soy mejor que tu en esto.