Parte 6 Mi primer día como hombre

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Era tan extraño estar afuera de lo que hasta ayer había sido mi secundaria, sin poder saludar a mis amigas ni notar que nadie me volteara a ver. Y, bueno, ¿por qué habrían de voltear a verme, con la apariencia que ahora tenía en este cuerpo masculino descuidado que ocupaba gracias a mi primo Adrián? ¡¡Su cuerpo!!

Era igualmente raro ver a alguien más utilizando mi uniforme, mi cara y mi cuerpo. Mi primo Adrián parecía tan tranquilo e incluso podría decir que disfrutaba estar en mi cuerpo, mientras yo solo quería recuperar mi vida.

Me quedé sumergida en mis pensamientos un rato en la entrada de la secundaria, observando a mi primo alejarse con mi cuerpo y con mis amigas, hasta que noté que un par de señoras se me quedaban mirando. Quizás, con mi nueva apariencia de hombre descuidado, pensaron que era uno de esos tipos raros que acosan a las niñas de secundaria, y no las culpo. Mi primo parecía alguna clase de vago; después de su última novia, hace aproximadamente tres años, había hecho poco o nada por mejorar su apariencia personal.

"Ahora que soy Adrián, por no sé cuánto tiempo, creo que tendré que mejorar su apariencia. Si estoy en su cuerpo, al menos no quiero sentirme asqueada al verme en el espejo," pensaba.

—Bien, ¿y ahora qué sigue? —reflexionaba mientras recordaba las instrucciones que me había dado mi primo.

—Tengo que ir a la universidad. Solo espero que no sea una materia muy difícil o aburrida —pensaba mientras, de mala gana, subía al autobús que me llevaría a la universidad.

Ya en el bus no pude evitar notar a una chica, que, aunque no era tan linda como solía serlo yo hasta ayer, llevaba puesto un lindo vestido rojo y zapatillas a juego, instintivamente volteé a verla, y aunque yo solo admiraba su atuendo, creo que ella lo malinterpreto pues me volteo a ver con cara de desagrado, no lo entendí hasta que mire hacia abajo y vi el bulto que se remarcaba en mi pantalón recordándome el cuerpo que ahora ocupaba.

Me sentí tan avergonzada que no pude hacer más que cubrirlo con mis toscas manos y sonrojarme "Esta estúpida cosa parece tener vida propia" pensaba mientras por dentro moría de vergüenza.

Llegué a la universidad, que mientras esté en el cuerpo de Adrián sería mi escuela, y no pude evitar sentirme rara. Cuando era Vicky, todos en la secundaria querían ser mis amigos e incluso tenía varios pretendientes que se peleaban por saludarme en la entrada. Ahora, como hombre, parecía que nadie notaba mi presencia.

Llegué al salón que mi primo me había indicado y me senté en la parte de atrás para mantener un perfil bajo. Sin embargo, a los pocos minutos, un sujeto casi igual de raro que mi primo se acercó a saludarme.

—¿Qué tal tu fin de semana, amigo? ¿Al fin pudiste pasar ese nivel en Final Fantasy? —dijo el que parecía ser amigo de Adrián.

—¿Qué clase de hombre adulto juega esa clase de juegos? —le respondí con desagrado.

—Eh... tú, es tu juego favorito —me respondió, algo confundido.

—Cierto —respondí tratando de no parecer una lunática—. Carlos, ¿verdad?

—Sí, así me llamo. Oye, Adrián, ¿te encuentras bien? —me preguntó, algo preocupado.

—Sí, es solo que, tú sabes, ayer fue un día pesado. Fui a cuidar a mi prima y, bueno, hoy me siento como si no fuera yo —comenté, tratando de sonar convincente.

—Oh cierto ayer fue tu día como niñera de la pequeña Vicky, aunque de pequeña ya no tiene nada. La verdad es que cada día se pone más linda, mira que si no fuera ilegal...-

—¡Cerdo asqueroso, respétame! —interrumpí enojada, mientras observaba cómo el semblante en la cara de Carlos cambiaba a confusión—. Quise decir, respeta a mi prima. Recuerda que es una niña —añadí, tratando de calmar mi tono.

Devuélveme mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora