Parte 4 La revelación

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No recordaba cuándo había sido la última vez que caminaba por la calle a las 7 de la mañana para ir a clases. Tampoco recordaba cuándo había usado un uniforme, y mucho menos uno femenino de una escuela secundaria. Era un poco vergonzoso; no podía dejar de imaginar cómo sería encontrarme con algún compañero de la universidad que descubriera quién soy realmente y me viera vestido así.

Mientras caminaba abstraído en mis pensamientos, con la cabeza agachada, observaba lo raro que era ver mis piernas descubiertas solo por unas delgadas calcetas blancas y lo pequeños que se veían mis pies en esos zapatos negros tan femeninos.

De repente, empecé a sentir algunas miradas de los hombres que pasaban a mi lado, desde niños de la misma edad que el cuerpo que ahora tenía, hasta señores, padres de esos niños que los acompañaban.

—Qué raro se siente ser el centro de atención y sentir todas esas miradas sobre mí —le comenté a Vicky.

—Que sea una lección, primito. Cuando regresemos a la normalidad, espero que recuerdes esta sensación y evites hacer lo mismo —me regañaba Vicky.

—Lo tendré en cuenta —dije mientras agachaba la mirada nuevamente.

Finalmente, llegamos a la escuela, afortunadamente temprano, para afinar los últimos detalles de nuestro día.

-Bueno "primita" unos últimos consejos- Decía Vicky mientras jalaba mi falda un poco hacia abajo intentando hacer que cubriera un poco más mis piernas – Siéntate en todo momento con las piernas cerradas o si crees poder hacerlo, cruzadas, cuando subas una escalera pon tus manos sobre la falda a la altura de mis... tus pompis para evitar que puedan ver debajo de tu falda y si tienes que ir al baño recuerda llevar siempre papel, le pones unos trocitos a la taza y recuerda limpiar muy bien esa zona recuerda que las niñas somos más delicadas, no solo es apuntar y listo como ustedes- me decía en voz baja mi prima

—Ok, Vick... —dije, y luego me dirigí a Adrián—. Ok, Adrián, lo tendré en cuenta. Por tu parte, solo tienes dos materias en la universidad. La primera es a las 10 de la mañana y, enseguida, la otra. Solo toma todos los apuntes que puedas y listo. Nos vemos en "mi" casa a las 2 para ponernos al corriente y seguir buscando una solución —decía mientras me despedía.

—Ok, mucha suerte, "Vicky", y no me hagas parecer una chiflada. Cuando regresemos a la normalidad, lo pagarás muy caro —decía mientras se alejaba y se despedía de mí en mi antigua forma masculina.

Cuando ingresé al salón, enseguida pude observar cómo una niña, más bajita que mi nuevo cuerpo, con piel apiñonada, pelo negro lacio y bastante largo, corrió hacia mí y me abrazó.

—¡Amigaaaaaa, te extrañé muchísimo el fin de semana! No sabes cómo me aburrí —me decía, mientras yo buscaba en mis recuerdos de las conversaciones con mi prima información sobre ella.

—¿Dani...ela? —titubeé un poco.

—Ay, qué tonta, fingiendo que no me conoces. O sea, qué mal gusto tu broma —respondió. —Pero bueno, ¿cómo te fue en tu finde? Bueno, ya ni me digas que de seguro te tocó pasarlo otra vez con tu primo el rarito ese...

—¿Pe...rdón? —solo alcancé a responder, confundido.

—Sí, tu primo Adrián, el ñoño ese del que me contaste. Se pasa los fines de semana en tu casa porque no tiene vida social, ni amigos, y mucho menos novia. O sea, qué patético —decía en un tono algo burlón.

—¿En serio yo dije todo eso? —respondí, tratando de contener los sentimientos que aquellas palabras me provocaban.

—Me preocupas, amiga. Claro que tú misma me lo dijiste. Incluso me contaste que hablarías con tus padres para que despidieran a tu primo de su trabajo como "niñera" ahora que ya eres mayor —comentó Daniela.

Solo pude sentir un nudo en la garganta. No sabía si era el sentimiento o quizás la nueva configuración hormonal que tenía mi cuerpo, pero me costó mucho no soltar unas lágrimas.

—Pero bueno, equis con él —decía Daniela mientras volteaba a ver a un niño de nuestra edad que llegaba al salón—. El único chico que te debe importar por ahora es el...

Decía Daniela mientras veía al niño acercarse a mí. Debo reconocer que encajaba en la definición de lo que se considera atractivo. Más o menos de la estatura de mi antigua forma masculina, e incluso un poco más alto para su edad, tenía tez blanca, pelo chino y negro, y unos ojos bastante grandes.

—Hola, Chris, ¿cómo te fue el finde? —le preguntó Daniela mientras intercambiaban un beso en la mejilla.

—Pues no tan bien, porque no pude ver a esta princesa —decía mientras se acercaba a mí y pasaba su mano por detrás de mi cintura para abrazarme. De repente, sentí cómo con una de sus manos apretaba mi firme y bien formado trasero, mientras con la otra tocaba mi rostro.

Impávida, solo pude sonrojarme mientras una mezcla profunda de emociones y sentimientos me invadía. Instintivamente, pensé en golpearlo, pero recordé las palabras de mi prima: "No me hagas quedar como una chiflada". Aunque, después de todo, ¿por qué me debería importar? En el fondo, siempre le había causado antipatía a ella, y quizás hasta lástima. "¿Por qué cuidar del cuerpo de la persona que creía era mi confidente, cuando en realidad solo me consideraba un patético perdedor?"

Todos estos pensamientos nublaron mi mente, y lo único que pude pensar fue en correr a un lugar tranquilo para desahogarme.

—Eres un idiota, eso no se le hace a una dama —pude escuchar a Daniela regañando a Christopher detrás de mí.

Me encerré en el baño de la escuela y di rienda suelta a mi llanto. No podía creer lo engañado que había estado todo este tiempo. Poco a poco, mis pensamientos de lástima y autocompasión se fueron convirtiendo en un profundo rencor hacia mi prima.

—Ya me las pagarás, Vicky —renegaba mientras estrujaba mi falda con mis manos, desahogando mi coraje.

De repente, miré mis ahora delicadas y decoradas manos y pensé: "Vaya, puede que mi venganza llegue antes. Después de todo, ahora tengo su cuerpo."

De pronto, el sonido de alguien tocando la puerta del baño me sacó de mi trance.

—Déjenme, quiero estar sola —grité, algo enojado.

-Soy yo Christopher, Vicky me quiero disculpar, no pensé lo que hacía y...-

En ese momento abrí la puerta y antes de que dijera otra palabra le di un beso apasionado, cegado totalmente por mi deseo de revancha, mientras seguía recorriendo el cuerpo de aquel niño con mis delicadas manos, lo jale hacia adentro del baño y volví a cerrar la puerta...

"Vicky cometió un error al tratarme así, ahora va la mía" solo podía pensar mientras me fundía en ese beso con Chris...

Devuélveme mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora