Terapia de Pareja

XVI

El rugido de los motores resonaba por toda la pista, el sol ibérico les iluminaba desde su cúspide, calentando el asfalto y el ánimo de la competencia. Max iba al frente de la carrera, seguido por Carlos Sainz. El piloto neerlandés parecía imparable, desde las prácticas libres hasta las pruebas clasificatorias, Max había dominado, aunque era seguido muy de cerca por el piloto español que pretendía dar todo de sí en el gran premio de su país, de su hogar, de Barcelona.

Durante las primeras vueltas, Carlos fue con toda intensión en su misión de perseguir a Max, pero, una mala estrategia y la cadena de varios incidentes entre otros pilotos, poco a poco fueron alejándolo de las primeras posiciones. De pronto se vio rebasado por Norris, Hamilton y Rusell, aunque el piloto de McLaren quedó fuera después de un accidente poco antes de finalizar la carrera. El equipo de Mercedes venía con una confianza renovada, dispuesto a alzar la mano y a no dejarse quedar en el olvido tras los equipos de Red Bull y Ferrari.

Por otro lado, tras una desastrosa Q2 que le dejó en la onceava posición, Sergio Pérez remontó con el segundo auto de Red Bull y se colocó detrás del piloto local. Pérez y Saiz sostuvieron una batalla durante un par de vueltas, Sergio presionaba y Carlos se defendía lo mejor que podía. En la vuelta número 51, finalmente el mexicano superó al joven español y emprendió una nueva misión, ir tras los Mercedes.

Verstappen, Hamilton y Russel iban al frente. Los monoplazas azules de los toros y los verdes de Mercedes se deslizaban sobre la pista en una pelea que ninguno quería perder. El bicampeón del mundo era inalcanzable, con una ventaja de catorce segundos sobre Hamilton, pero para Pérez, la posibilidad de subir al podio parecía más accesible, solo tenía que rebasar a Russell, solo eso…sin embargo, para cuando la bandera a cuadros ondeó en el aire, tuvo que conformarse con una cuarta posición y la apenas satisfactoria sensación de haber subido siete posiciones.

Al llegar a la línea de meta, el contraste de emociones entre los pilotos era visible, Max celebraba una victoria más en el campeonato, Lewis y George estaban felices de subir al podio, Checo sonreía, pero podía notarse la frustración en su rostro al no haber podido llegar a los primeros tres puestos una vez más y Carlos…Carlos era el que más afectado estaba. Durante el fin de semana había mostrado un gran rendimiento, inició la carrera desde el segundo puesto y todo había pintado para que pudiese subir al podio de su casa, pero no había sido así, había caído hasta el  quinto puesto, muy lejos del primer lugar y todo eso sin contar que, Charles, su compañero de equipo, había terminado en el onceavo lugar, esa había sido una carrera de pesadilla para el equipo de Ferrari.

Durante el pesaje, Sergio y Carlos se encontraron, al instante Checo se percató de la cara larga de su amigo y lo entendió a la perfección. Perder una carrera en la cual habías iniciado desde una segunda posición y, peor aún, hacerlo como local, siendo el anfitrión de la sede, era de las sensaciones más frustrantes que un piloto podía experimentar, y es que en esos momentos, las cámaras están con más insistencia sobre ellos. A modo de confortarlo, Checo palmeó su espalda y luego sujetó su hombro, Carlos solo le dedicó una apagada sonrisa. Después de felicitar a los ganadores, ambos fueron a la zona de camerinos, para refrescarse antes de salir a dar entrevistas. Carlos se había dejado caer en uno de los sofás, dejando su teléfono móvil en una mesilla a un costado y cubriéndose el rostro con una toalla, tratando de calmar sus emociones antes de salir y enfrentar el ataque de los periodistas.

Checo, con un carácter más tranquilo, había ido por un par de botellas de agua y luego se sentó en el mismo sofá, recargándose en el respaldo tal y como Carlos lo hacía, bebiendo un par de tragos de su botella antes de comenzar a hablar

-Vaya carrera, eh- dijo con un tono casual, tratando de incitar al español a hablar.

-Fue un desastre- contestó con amargura.