Terapia de Pareja

XVIII

“Un fracaso más”

“Checo Pérez aumenta su mala racha”

“Eliminado en segunda ronda de calificación”

“¿Red Bull ya tiene reemplazo para Checo Pérez?”

“Daniel Ricciardo en negociaciones para tomar el segundo asiento de Red Bull”

Esos eran los titulares en las principales páginas  de noticias en su sección de deportes. Después del Gran Premio de Canadá, las críticas y malos comentarios por parte de los medios no se hicieron esperar. Con títulos tendenciosos y artículos que sin piedad ponían bajo escrutinio el desempeño de Checo en la pista, sembraron la duda y  la incertidumbre sobre el futuro del piloto mexicano.

El fin de semana en Montreal había sido un desastre, para Sergio, claro. Desde las prácticas libres hasta la etapa de clasificación. Sergio seguía sin tener un buen entendimiento con el coche, la configuración simplemente no se adecuaba a él, lo que desencadenaba fallas y desconfianza en el mismo piloto que no se sentía seguro sobre la pista. El sábado, en la clasificación, Charles y Checo habían quedado eliminados en la segunda ronda, quedando en los lugares once y doce, respectivamente. Para el monegasco había sido decepcionante, pero para el mexicano, había sido frustrante, era como estar atrapado en una enorme caja de arena, en donde mientras más luchaba por salir, más se hundía.

Para la carrera del domingo, Sergio había entrado a la pista con energía renovada, con todo el entusiasmo y las ganas de no rendirse, de dar lo mejor de sí, y siendo sinceros, lo hizo, realizó una muy buena carrera, remontando del sitio doce al seis, consiguiendo el record a la vuelta más rápida, demostrándole al público y a sí mismo que la capacidad y el coraje los tenía, pero, aún así, no había logrado ser suficiente. Max se coronaba como el campeón del Gran Premio de Canadá y las críticas y las comparativas estallaron al instante en redes sociales. Muchos cuestionaban el desempeño del segundo piloto de Red Bull, demeritaban su esfuerzo, su trabajo, no daban crédito a la enorme diferencia en los resultados entre ambos pilotos. Subir seis posiciones era una hazaña, pero para gente sin criterio, eso pareciera ser nada.

Al terminar la carrera y la ceremonia de premiación, durante la ronda de entrevistas, Sergio fue incisivamente atacado con preguntas sobre su futuro en la escudería, sobre los rumores de ser sustituido por Ricciardo, recalcando una y otra vez su bajo rendimiento en comparación a su compañero de equipo. El mexicano hacía un enorme esfuerzo por mostrar su mejor cara, por mantenerse sereno y firme ante las constantes ofensas, respondiendo con seguridad, con integridad, reconociendo el extraordinario trabajo de Max, aceptando sus posibles errores, pero siempre defendiendo su postura y su estadía con el equipo. Sergio salió de ahí con la frente en alto y con aparente tranquilidad, pero la verdad era, que en el fondo, todos esos comentarios, habían logrado quebrar un poco de su seguridad y una vez más volvía a cuestionarse si en verdad merecía estar en ese lugar.

Pasó el resto de la tarde refugiado en su habitación de hotel, haciendo llamadas a sus padres y sus hermanos, buscando apoyo en su familia, necesitando escuchar palabras que pudieran confortarlo y animarlo para seguir adelante.

Como ya era costumbre, los pilotos habían organizado una cena para celebrar el cierre del Gran Premio, en esta ocasión sería algo tranquilo, una cena en un elegante restaurante. Todos habían confirmado su asistencia en el grupo que tenían para comunicarse en Whatsapp, Sergio había sido el único que no había enviado respuesta, aunque todos dieron por hecho que estaría presente. Max se preparó en su suite del hotel, había intentado llamar a Checo, pero su teléfono había estado ocupado en todo momento. No le dio demasiada importancia así que solo se ocupó en ponerse guapo y perfumado para luego ir a su encuentro.