XII

5.1K 565 234
                                        

Enero, febrero, marzo y abril...meses, semanas, días, horas, el tiempo parecía correr con tanta prisa y casi tan acelerado como cuando ellos conducían sus monoplazas. Cuatro meses del año habían pasado ya, tres desde que habían empezado con ese vertiginoso jugueteo en el que se estaban apostando mucho más que solo unos momentos. Después del Gran Prix de Australia, pasaron tres largas y tediosas semanas sin carrera, días en los que Checo y Max no habían podido pasar tiempo juntos. El neerlandés había sido arrastrado por su padre hacia Austria, para que pudiese continuar con sus entrenamientos y lo más alejado posible de Horner y su estúpida idea de querer hacerlo amigo de Sergio. Para Jos fue evidente que la relación de ese par había cambiado, pero no estaba seguro de qué tanto, y, tan cerrado y tonto como solo él podía ser, se dio a la tarea de poner tanta distancia como le fuese posible entre su hijo y su compañero de equipo. El mexicano, sin mucho por hacer y sin ningún pretexto para apartar a Max de las garras de su padre, regresó a México para pasar tiempo con su familia, aprovechando los días para para hacer campañas publicitarias para sus patrocinadores, para salir a uno que otro compromiso social, dejándose querer y envolver por su gente mexicana y esa creciente popularidad que estaba teniendo entre el público más joven.

Cuando estaba a solas e incluso estando rodeado de un montonal de gente, extrañaba a Max. Extrañaba su risa, su plática, sus jugueteos y hasta sus riñas, extrañaba incluso a sus tiernas pantuflas de conejo. Lo pensaba más veces a lo largo del día de las que estaba dispuesto a admitir. En cada momento que tenía libre aprovechaba para mandarle mensajes, contándole sobre lo que había hecho, a dónde había ido, enviándole fotos de lo que comía, de los lugares que visitaba y hasta videos entrenando con sus perros. Max veía feliz todas y cada una de las fotos, reafirmando una y otra vez que el pecoso le resultaba demasiado atractivo, lo pensó incluso en aquella foto en la que Checo aparecía con la ropa más desaliñada de su guardarropa, con el cabello enmarañado y comiéndose un elote en un puesto callejero.

Max atesoraba todos y cada uno de sus mensajes. Que Checo estuviese al pendiente de la diferencia de horarios como para asegurarse de hablarle a una hora pertinente solo para preguntarle cómo se encontraba, cómo se sentía, si ya había comido, si las cosas iban bien con Jos, en fin, ese nivel de atención que demostraba, solo hacía que aquel hermoso sentimiento que ya le tenía, creciera más y más.

Después de una larga espera en la que ambos no habían podido pensar en nada más que volver a verse a la cara, el Gran Premio de Baku llegó. Sergio sintió una emoción que no recordaba haber sentido nunca en cuanto sus ojos se reencontraron con los de Max. El rubio le sonreía con un aire casi aniñado, como si le fuese imposible ocultar la alegría que le daba volver a estar en el mismo lugar con él. Como en cada Gran Premio, las oportunidades de estar a solas eran muy pocas, toda la atención estaba sobre ellos debido a las expectativas que habían generado con el extraordinario arranque de campeonato que habían tenido, así que, cuando lograban escaparse, aunque fuese solo por unos minutos, ninguno escatimaba al momento de exigir y dar algún beso, una caricia o para decir lo mucho que se habían extrañado, aunque claro, Jos Verstappen parecía un halcón en activa casería, a penas perdía de vista a Max por un segundo y de inmediato iba en su búsqueda, en algún momento Checo sintió que aquello se había convertido en algo como ese juego infantil en el que hay que ocultarse del lobo, deseaba tanto poder estar en verdad a solas con él, como cuando habían tenido esa tarde de videojuegos, sin preocuparse en nada más que acompañarse y, bueno, tener esa conversación pendiente.

La carrera de Baku ofertaba una de las competencias más atractivas hasta el momento, con los dos coches de la escudería Ferrari yendo en la primera línea de salida seguidos por los coches de Red Bull. Aún cuando parecía que sería una salida complicada, por la dificultad del circuito de Azerbaiyán y las angostas curvas, la primera vuelta de la carrera fue espectacular, llena de emoción y adrenalina tanto para los corredores como para el público en las gradas.

Terapia de ParejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora