7:00 a.m. hora local, Sao Paulo 2023
La luz de la mañana comenzaba a filtrarse por la ventana. Era muy temprano aún, pero el calor empezaba a sentirse, aún con las sábanas de algodón y la falta total de ropa. La noche anterior había sido una locura y no porque el festejo por el gran premio se les hubiese ido de las manos, no, la locura había sido con el público y la inmensa cantidad de fans de Checo y Max que habían decidido celebrar con ellos. No supieron cómo ni en qué momento, pero la noche de festejo de los pilotos, se convirtió en un enorme y colorido carnaval del pride. Las banderas arcoíris y aparentemente toda la comunidad LGBTIAQ+ de Sao Pulo, asaltaron la avenida principal de la ciudad, llenándolo todo con música y alegres bailes. Los campeones de ese GP fueron trepados a un escenario para brindar una vez más con champagne y luego fue momento llamar al segundo piloto de Red Bull, para que así, juntos, tomados de las manos, hicieran un nuevo brindis por el amor y la diversidad.
Había sido una noche sumamente divertida, aunque claro que más de uno habían extrañado a los chicos de Ferrari. Durante toda la velada tanto Checo como Max, habían intentado comunicarse con Carlos y Charles, pero ninguno había dado respuesta, era como si ambos hubiesen decidido ignorarles por completo, no lo comentaron ni le dieron mayor importancia, ya tendrían tiempo para celebrar con ellos.
Ahora despertaban a la luz de un nuevo día, con una resaca como pocas veces y nada de ganas por salir de la cama. Max se removía perezoso, intentando ocultarse de la claridad del sol naciente, buscando refugio entre los brazos de Sergio, hallando lugar en el hueco de su cuello, en donde aún quedaban restos de su perfume aunque ahora mezclado con sudor. Checo rio entre sueños, al sentirle refregarse contra él como si fuese un gatito. Aquel chico siempre le parecía adorable, pero lo era aún más por las mañanas, cuando buscaba su calor y sus mimos, cuando le hacía sentir que lo necesitaba, eso simplemente lo derretía.
Después de algunos minutos de meloso acurrucamiento, Sergio sintió una pequeña molestia, un diminuto dolor focalizado al inicio de sus costillas. Con pesar abrió solo uno de sus ojos y dio un rápido vistazo, del cuello de Max colgaban dos largos y coloridos collares de cuentas y éstos, al quedar atrapados entre sus cuerpos, comenzaban a dejar marcas en su piel. Entonces, todos los recuerdos de la noche llegaron a él: la fiesta, los bailes, tenía una imagen muy vívida de Max intentando con la samba y aunque claramente había fracasado en ello, para Sergio era uno de los recuerdos más sensuales que quería conservar de él; aún podía ver las banderas de colores ondeando en el viento, los antifaces de lentejuelas y plumas en los rostros de Lewis, George, Lando, Esteban y Pierre, los collares que habían sido repartidos entre todos los presentes y que Yuki se había empeñado en coleccionar, así como la champagne y la cachaça que habían sido servidas como si las botellas no tuviesen fin. En ese momento sonrió y terminó por despertar, la mayoría de las veces era Max quien le observaba mientras dormía, pero ahora era su oportunidad, era su momento de contemplar y admirar su bonito rostro, con sus facciones finas y aniñadas, con el enmarañado cabello rubio cubriendo su frente y también un poco sus ojos. Aquel chico en verdad era bello, a veces se maldecía por no haberlo notado antes, pero, la mayoría del tiempo, agradecía haberlo descubierto y haberse dejado arrastrar por él hacia el romance más hermoso que jamás haya podido vivir.
Con cuidado lo acarició, sus dedos se deslizaron con suavidad por su mejilla hacia su barbilla, descendieron por su cuello, hacia aquellas perlas de plástico de colores metálicos, la piel de Max era tan suave, tan blanca, tan deliciosa de acariciar y tan sensible a su toque, ya que pudo ver como sus finos y rubios vellos se erizaron detrás del roce de sus dedos; luego bajó más, por todo lo largo de su brazo hasta encontrar su mano que descansaba sobre su abdomen. Con cuidado la sujetó, elevándola lo suficiente como para poder verla con mejor detalle. Era más grande que la suya, mucho más, con los dedos tan largos y un tanto gruesos, lucía limpia y tan desnuda, en ese momento se dio cuenta de que algo muy importante faltaba en la base de uno de esos dedos. Hacía tan solo unas semanas le había propuesto casarse, pero había sido algo tan impulsivo e improvisado, que no había tenido la oportunidad de darle un anillo, ahora era que hacía la nota mental de comprar uno en cuanto tuviese la oportunidad. Después de imaginar uno y mil diseños, la acercó a sus labios para colocarle un beso en el dorso, como una silenciosa promesa de que pronto ahí habría una argolla dorada. Fue en ese instante que Max finalmente despertó, parpadeando muchas veces antes de poder acostumbrarse a la luz.

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Terapia de Pareja
Romance|Después de lo sucedido durante la carrera en São Paulo durante la temporada 2022, la relación laboral entre Max Verstappen y Sergio Pérez se ve seriamente afectada, tanto así, que las constantes riñas y recriminaciones, comienzan a afectar al equip...