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-¿Te gustan los videojuegos?- se aventuró a preguntar Max, mientras veía distraídamente hacia las puertas del ascensor

-Me gusta el FIFA- respondió Checo, subiendo y bajando los hombros, al igual que Max, veía hacia las puertas a la espera de que éstas se abrieran para poder abordarlo

-Ya está, entonces tendremos una tarde de FIFA- solucionó Max, tan práctico como solo él podía ser.



Tan pronto como habían abandonado ese consultorio, resolvieron de qué manera pasar su tarde. Max adoraba los videojuegos y compartir una tarde de ellos con Checo parecía la mejor de las ideas, eso claro hasta el momento en que su cerebro cayó en cuenta de que pasaría ese tiempo a solas con Checo...en su departamento...y sin la supervisión de un adulto como Neil. Se arrepintió casi en el instante en que se dio cuenta de ello ¿Cómo diablos se le había ocurrido sugerir algo así? Ahora la idea del supermercado sonaba más atractiva, al menos con la presión del público le sería más fácil controlarse y comportarse de manera normal con Checo.

Estaba en el estacionamiento del consultorio, no tenía ni idea de cuánto tiempo llevaba ahí, dentro de su coche, con las ventanas cerradas, la frente recargada en el volante y las manos sujetándose al mismo ¿Por qué había sugerido su departamento? ¡¿Por qué?! El pobre hombre se cocinaba en su angustia dentro de ese auto, no quería irse de ahí, no quería llegar a ese encuentro. Ahora que por fin había aceptado su enamoramiento ¿Cómo podría pasar la tarde tratando de ocultar sus sentimientos de Checo? –Tonto, tonto, tonto...- se repetía una y otra vez dándose de topes contra el volante, tal vez así podría causarse una contusión que le mandara al hospital y lo salvara de esa cita...cita...carajo ¡Tendría una cita con Checo! ¿En qué demonios había pensado Neil cuando sugirió esa tarea? Estaba tan hundido en su angustia que, cuando su teléfono sonó, dio un salto sobre su asiento completamente asustado, golpeando su cabeza contra el techo del auto, toda esta situación lo estaba estresando demasiado y, por si fuera poco, cuando revisó la pantalla y vio el nombre de su padre en ésta, una nueva sensación de angustia se arremolinó en su estómago. Dudó durante un par de segundos y finalmente respondió

-Hola papá- trató de usar el tono de voz más casual que le permitió su garganta

-¿Dónde estás?- cuestionó Jos, tan osco y frío como solía hablarle a su hijo

-...Voy saliendo de terapia- liberó un largo y profundo suspiro sabiendo lo que se avecinaba

-...esa idiotez- masculló Jos, con un tono de voz que rayaba en un gruñido –No entiendo ¿Qué mierda estaba pensando Horner cuando los mando a eso? No es más que una pérdida de tiempo- estaba molesto, ni si quiera se esforzaba en ocultarlo

-Papá es solo...es solo un intento por mejorar las cosas en el garage- trató de defender

-¡Es una mierda! Lo que deberías hacer es practicar y trabajar en las mejoras de ese maldito auto ¿A quién carajo le importan los sentimientos del mexicano ese? ¡Esto es una competencia! No el preescolar ¡Mierda!

-Somos un equipo, lo único que Horner quiere...-

-¡Me importa una mierda lo que Horner quiera!- lo interrumpió -¡TÚ ERES EL CAMPEÓN DEL MUNDO! ¿A quién carajo le importa si ustedes dos son amigos o no? Él es el segundo piloto y solo eso ¡Tú preocúpate por tu carrera! ¡TE LO HE DICHO CIENTOS DE VECES!- el hombre gritaba sin descanso, dejando bien clara cuál era su postura y el poco aprecio que sentía por el compañero de equipo de Max –Si lo que quieren es callar los rumores de la prensa, lo que deberían de hacer es ponerte un compañero que esté a tu altura y no un...sudamericano que no tiene ni idea de cómo pilotar un monoplaza-

Max ni siquiera quiso desgastarse en corregir a su padre sobre el origen de Checo, simplemente lo dejó sacar todo ese veneno, hundiéndose cada vez más en su asiento, rogando porque esa llamada llegara a su fin. Odiaba cuando su padre le gritaba, pero odiaba aún más escucharlo expresarse de esa manera de Sergio ¿Qué pensaría si se enterara de lo enamorado que estaba de él? Seguramente querría asesinarlos a ambos.

Terapia de ParejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora