VI

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[¡] ADVERTENCIA [!]
El siguiente episodio contiene una escena con agresión física, psicológica y verbal, si eres sensible a estos temas, por favor omite este capítulo.

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9:00 a.m. en punto y Sergio ya se encontraba en las instalaciones de Red Bull Racing. El ajetreo del lugar parecía ser el mismo de todos los días, hombres y mujeres yendo y viniendo de un lado a otro, ingenieros y mecánicos apresurados ante un nuevo día de pruebas. El mexicano caminaba por el garage con una completa calma, saludando a todo mundo, obsequiando sus sonrisas sin reserva alguna, deteniéndose a conversar en un par de ocasiones, haciendo el recorrido de un rockstar antes de encontrase con el equipo técnico.

Horner y Lambiase veían atentos a los monitores, mientras hablaban por la radio con Max, quien ya se encontraba corriendo en la pista. Checo se acercó y solo les dio un rápido saludo antes de también fijar su atención en las pantallas. Max estaba llevando el monoplaza a muy buena velocidad, sus marcadores se mantenían constantes y el rendimiento del motor parecía tener contentos tanto al director del equipo como al ingeniero que continuaba dándole instrucciones al piloto. Checo miraba atentamente la imagen del auto de Max deslizándose sobre la pista y una clara admiración se reflejó en su rostro, ese chico era un piloto extraordinario, de eso no le cabía la mínima duda, y verlo desplazarse con tanta comodidad y fluidez, como mantequilla sobre una sartén, provocaba que su pecho se inflara de un inmenso orgullo, casi como si fuese él mismo el que se encontrara realizando tremenda maniobra.

Desde que había salido del departamento de Max, la noche anterior, no había vuelto a pensar en la extraña sensación que lo había embargado mientras estaban en su sala. Se había conformado con la burda explicación de que se encontraba cansado y su imaginación le había dado una mala jugada al pensar que algo extraño ocurría con la manera en que Max le observaba, decidió solo quedarse con el agradable recuerdo de una tarde de juegos con su compañero de equipo, un muchacho al que deseaba con todas su fuerza volver a llamar amigo.

Max hizo varias vueltas más antes de regresar al garage, dando algunas observaciones sobre la tracción del auto, detalles que creyó necesarios ajustar para la siguiente prueba. Cuando estuvo de vuelta, pudo ver que Checo ya estaba montado en su monoplaza, alistándose para salir a realizar sus prácticas. En ese instante sintió cómo el vació contrajo su estómago, con el miedo al recordar la manera en que Sergio había escapado de su departamento, seguramente aterrado al descubrir la manera en que lo veía. Con toda la calma del mundo, dejó que los ingenieros le ayudaran a estacionar su vehículo, así dio tiempo a que Checo saliera del garage y no se vieran forzados a saludarse con incomodidad.

Así, el mexicano salió a la pista, decidido a dar lo mejor de sí y a explotar tanto como fuese posible su mono plaza, todo con tal de hacer los ajustes necesarios que le permitieran tener un mejor entendimiento con el auto. Estaban a un par de meses de iniciar campeonato y esta vez tenía la firme convicción de llegar a podio, así fuese con o sin ayuda de Max. El RB19 parecía tener una mejor aerodinámica que su predecesor, al momento de romper el viento, no se sentía la brusquedad del impacto, atravesaba el espacio con la facilidad de una espada bien afilada, lo que ayudaba reducir las vibraciones y por lo tanto la estabilidad del vehículo. Checo aplaudió esa mejora y no dudó en comentarlo con Horner y Bird que lo escuchaban a través de la radio

-El impacto con el viento casi no siente, lo está cortando bien

-Sí, se te ve avanzar con fluidez- respondió Horner -¿Cómo sientes la tracción?

-Hasta el momento bien, subiré la velocidad para las siguientes curvas

-Hazlo con cuidado, recuerda que solo estamos midiendo los ajustes- previno Bird

Terapia de ParejaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora