Así como el viento se lleva las nubes, la noche se llevó las pesadillas de Max. Él despertó a una mañana que si bien, no era soleada, al menos le permitía tener claridad. Había pensado mucho sobre lo que había hablado con Neil y sobre la manera en que sus sentimientos se habían desbordado, abriendo su mente y su corazón hacia una epifanía, ya no tenía dónde esconderse y continuar mintiéndose parecía algo inútil; ya no había duda alguna, estaba enamorado de Sergio, incorrecto o no, esa era la verdad.
La segunda terapia compartida le esperaba, al parecer las sesiones serían con más frecuencia de la que él habría deseado, aparentemente Red Bull había pagado un tratamiento intensivo y sin descanso, algo que le haría imposible ocultarse de Checo. Con las ojeras a mitad de sus mejillas, el cabello opaco y despeinado como testigos de que no había dormido, Max llegó al edificio del consultorio, encontrándose con Sergio en el lobby a la espera del ascensor. Siendo honestos, le sorprendió la puntualidad del mexicano ese día y también lo maldecía ¿Por qué justa mente hoy se le había ocurrido llegar temprano? La incertidumbre de un encuentro sin la mediación de Neil le causaba demasiada ansiedad, no quería iniciar tan temprano con miradas duras y palabras ácidas. Titubeante y con un arrollador deseo de dar media vuelta y salir corriendo de ahí, se acercó hasta la puerta del ascensor, deteniéndose a un costado de Sergio, sin emitir palabra alguna, simplemente mirándole de reojo tratando de adivinar cuál sería su humor esa mañana.
Sergio sintió ese otro cuerpo aproximarse e instintivamente volteó a verlo, no supo que sintió al identificarlo, pero definitivamente no era enojo, ya no, simplemente era el reconocimiento de alguien cercano, alguien con el que solía compartir gran parte de su tiempo, alguien a quien por más que intentara rechazar, simplemente no podía y, al darse cuenta de lo tenso en los hombros de Max y la mortificada manera con la que pretendía huir de su mirada, Sergio sonrió, no tan amplio y alegre como siempre, solo un diminuta curva que apenas se inclinaba de su comisura, luego con voz tranquila rompió el silencio
-Buenos días, Max- dijo sin más, sin tono sarcástico, irónico o molesto, solo un saludo cordial
Al instante el rubio volteó a verlo, sintiendo un poco de alivio con aquella pequeña muestra de amabilidad –Buenos días, Checo- respondió, dejándose atrapar por ese cálido par de ojos cafés solo por un instante, luego solo regresó la mirada hacia el ascensor que abría sus puertas en ese momento.
Ambos entraron, retomando sus posiciones lado con lado en el interior de esa caja metálica de dos por dos metros. El silencio se adueñó de ellos, solo se escuchaba la suave música ambiental que salía por una pequeña bocina en la pared. Max pudo hacerse consciente del ritmo apresurado con el que su corazón se había acelerado en cuanto estuvieron encerrados. Él y Checo estaban demasiado cerca, tanto así que fue capaz de oler el aroma de su shampoo, era un olor fresco y perfumado, sumamente masculino, seguramente el mexicano usaba uno de esos productos que insistían con poner en su línea publicitaria: just for men. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, no podía juzgarlo, el mismo usaba muchos de esos productos. Ninguno se atrevía hablar, era extraño, Max quería decir algo, entablar una conversación, pero no estaba seguro de cómo hacerlo y, peor aún, no estaba seguro de que Sergio quisiera tener una plática con él.
El ascensor subía piso tras piso, mostrando los números en una pequeña pantalla a un costado de la puerta. Intentaba mostrarse tranquilo, imperturbable, pero en su interior se llevaba a cabo una intensa revolución de emociones, en algún punto casi estuvo seguro de que Checo podría escuchar el acelerado latir de su corazón y, como si respondiera a ese llamado, Sergio habló
-Y...¿Cómo has estado? ¿Cómo te fue en tu sesión?- cuestionó curioso, con la mirada fija en la pantalla que mostraba los números de los pisos
Max le miró de reojo, sintiéndose agradecido de que fuese Sergio quien hablara primero –Bien...bien...o bueno, más o menos- comenzó a decir, con un tono de voz que no delataba mucho de lo que estaba sintiendo –Fue abrumadora la sesión a solas con Neil...- en ese instante volteó hacia la pantalla con números, manteniendo ahí su atención tal y como lo hacía Checo –Yo...creo que dije cosas que no debí haber dicho-

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Terapia de Pareja
Romance|Después de lo sucedido durante la carrera en São Paulo durante la temporada 2022, la relación laboral entre Max Verstappen y Sergio Pérez se ve seriamente afectada, tanto así, que las constantes riñas y recriminaciones, comienzan a afectar al equip...