Terapia de Pareja

XIII

-"...quiero disfrutarte sin prisa, sin miedo...quiero que nada, que no seamos nosotros, nos preocupe en ese momento..."- Esas eran las palabras que Checo le había dicho aquella noche en Miami. Palabras que no dejaban de hacer eco en su cabeza y que cada vez que recordaba provocaban en él un sentimiento tan cálido, tan abrasador. El saberse deseado por él, el ser consciente de que Sergio ya había pensado en llegar a un nivel más íntimo y que encima estaba tan ansioso como él mismo por vivirlo, era una emoción que le rebasaba. Cada vez que lo evocaba, a su mente volvían las sensaciones que habían dejado sus caricias, la manera con la que Sergio lo había acorralado contra la pared y la impetuosa desesperación con la que lo había besado y apretujado, como si en ese instante hubiese querido atravesarle la piel. Todo su ser ardía solo con el recuerdo, con el incontenible anhelo de sentirlo de nuevo.

Emilia Romagna, Italia
Mayo 2023

Después de una terrible sequía que parecía no tener fin, la provincia italiana de Emilia Romagna fue azotada por la tormenta sinóptica Minerva. Las lluvias fueron intensas, constantes, el cielo se vaciaba furioso sobre el suelo italiano sin dar tregua ni piedad. Días de lluvia que se convirtieron en semanas. Algunos ríos se desbordaron, arrasando a su paso no solo con la tierra, sino que también, trágicamente, con algunas vidas humanas. La alerta estaba encendida, había inundaciones en más de una ciudad, los estragos que dejó fueron algo nunca antes visto en el país europeo.

Las escuderías de F1 habían arribado poco antes de la entrada de la tormenta. El Gran Premio de Emilia Romagna se disputaría el 21 de mayo, sin embargo, debido a la catástrofe climática, tuvo que ser cancelada. Los pilotos quedaron atrapados en aquel poblado, las aerolíneas suspendieron vuelos, las vías férreas fueron clausuradas y no había manera de entrar o salir del lugar. Lo único que pudieron hacer fue resguardarse en las villas y hoteles que se habían rentado para cada uno de los equipos, a la espera de poder trasladarse al siguiente país en el tour de la competencia.

Red Bull había reservado un par de villas para los pilotos y dirigentes de equipo y habitaciones de hotel para el resto del personal. Checo y Max compartían espacio, el lugar era como un chalet con vista panorámica hacia un viñedo. Contaba con dos habitaciones, una para cada uno, evidentemente, cocina, comedor y una sala de estar bastante coqueta, con chimenea y una pantalla de tv. El lugar era realmente bonito y, de no ser por la intensa lluvia, seguramente sería uno muy agradable para pasear o tener todo un día de diversión campirana.

Checo miraba por el ventanal que tenía la vista hacia el viñedo, ante sus ojos la tormenta se desataba con furia, entre densas nubes negras y rayos cayendo castigando a la tierra, una tempestad que se comía al sol y muy pronto también a las estrellas, azotando a los árboles y a las pobres vides. Era un espectáculo tan hermoso como aterrador, la muestra impía de la fuerza de la naturaleza. El clima dentro del chalet se sentía fresco, aún cuando ya habían encendido la chimenea, de no ser por el ciclón que lo arrasaba todo afuera, sin dudas, aquella bien podría parecer una salida de fin de semana romántico en un rústico viñedo italiano.

Max se acercó hasta él con dos tazas de chocolate caliente en las manos, cuando estuvo a su lado, le entregó una y luego, al igual que Checo, se detuvo a contemplar el paisaje por la ventana -Nunca me había tocado una tormenta como esta-

-A mi si- respondió el mexicano -En Puerto Vallarta, en México. Cuando era un niño, estando de vacaciones con mi familia, quedamos atrapados en el hotel por la entrada de un huracán-

-¿En serio?- volteó a verle con el rostro lleno de sorpresa

Una risita se le escapó al ver a Max con los ojos enormemente abiertos-Si, en serio- afirmó antes de dar un pequeño sorbo a su bebida y luego continuar hablando -La alerta entró mientras estábamos en el puerto, así que solo pudimos resguardarnos en el hotel y esperar a que la tormenta pasara-