Capítulo 35 (Final)

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3 años después

POV ____

Bien... ¿Por dónde empiezo?

Ya tres años han pasado, tres años desde que mi vida se convirtió en un completo sueño hecho realidad, desde el día en que dije "Sí, acepto", y desde el día en que mi amado esposo Chris y yo, comenzamos a ser una familia.

Seguíamos viviendo en Boston por supuesto, mis padres aun vivían en Portland, íbamos a visitarlos con bastante frecuencia, al igual que ellos venían a vernos también muy seguido. Respecto a nuestras amistades, como se imaginarán, Sebastian sigue igual de unido a nosotros como siempre, incluso un poco más yo diría, y por lo que sé, comenzó a salir con una fiscal con la que en algún momento trabajamos, algo me decía que finalmente sentaría cabeza. Darcy sigue siendo mi mejor amiga, de igual forma Dave, era un gran amigo, me sorprendió saber que esos dos al final terminaron juntos, nunca lo hubiera imaginado, pero hacen linda pareja.

Como siempre, no todo podía ser color de rosa, siempre habrían de existir altos y bajos, pero para mí, mi vida era perfecta y no podía pedir absolutamente nada más, yo era inmensamente feliz con mi realidad.

Chris y yo seguíamos trabajando en el New Age, la empresa seguía siendo aun más exitosa que antes, me llenaba completamente de orgullo ver como ese lugar continuaba creciendo y creciendo cada día más. Teníamos mucho más cuidado con cualquier riesgo que pudiera haber, ya que, ahora teníamos algo más importante que proteger, pero me alegraba que estábamos manejando esto de una excelente forma.

Y hablando de aquello inmensamente importante que había llegado a nuestras vidas hace poco más de dos años... Nuestro pequeño hijo Ethan... Ethan Evans West, la luz de nuestros ojos, nuestro tesoro que vino a alegrarnos aún más la existencia.

En este momento me encontraba sentada debajo del árbol del jardín de nuestra casa, aquella casa que mi Chris me obsequió el día que nos casamos, aquella casa que juró veríamos crecer junto a nuestros hijos. Estaba sentada en el césped, mirando con una sonrisa a lo lejos donde jugaban Chris y nuestro hijo, los miraba con una sonrisa llena de sentimiento y nostalgia, no podía evitar pensar en nuestro bebé que nos fue arrebatado, pero me gustaba imaginar para mi tranquilidad que él estaba en un lugar mejor esperándonos para en algún momento encontrarnos.

Subí mi mirada al cielo sintiéndome en paz, feliz, plena...

Mi vida finalmente se había convertido en todo lo que alguna vez soñé, trabajaba haciendo lo que más amaba, tenía una hermosa familia, un esposo maravilloso que era mi vida entera, y mis hijos que junto a él eran lo que más amaba en el mundo, y sí, digo hijos, porque en este momento me encuentro embarazada de una hermosa niña, una princesita que estaba segura sería un pequeño rayito de luz que iluminaria aún más nuestras almas y nuestras vidas.

Acariciaba mi no tan abultado vientre, tenía alrededor de 6 meses, pero por mi complexión mi vientre no era tan protuberante, aunque eso no significaba que no sentía el movimiento de mi niña, esta princesa me iba a quebrar un par de costillas de seguir así... Pero, a decir verdad, lo toleraba, me encantaba sentir vida dentro de mí, era una sensación de plenitud inexplicable.

Levanté mi vista y me encontré con dos pares de hermosos ojos mirándome con una sonrisa, vi que mi esposo le susurró algo en el oído a nuestro pequeño, él asintió y comenzó a correr en mi dirección, yo enanché mi sonrisa al instante y abrí mis brazos esperando gustosa a mi rayito de luz que se lanzó a mí abrazándome con cariño.

-¡Mami!- Soltó con su tierna y dulce voz sin soltarme, yo me aferré a su cuerpecito y besé sus mejillas.

-¿Qué pasa, mi amor? ¿Ya te has cansado de jugar con papá?- Pregunté viendo directamente a su rostro.

Completa adicción | Chris EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora