Capitulo 61

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Calle:  ¿Por qué me había preguntado eso? ¿Que ella se sentía presionada? Yo desde un inicio le dije que buscaría un lugar para vivir y ella misma fue la que no me dejo irme y... ¿Ahora se arrepiente?

Entre al baño y abrí la regadera permitiéndole el paso a las gotas de agua, en segundos estaba lleno de vapor. Dejé caer la sabana en el piso y entre. Me estremecí un poco al sentir el agua tan caliente, así que comencé a regularla abriendo de poco el agua fría.

Las gotas tibias se llevaban cualquier rastro del sudor producido anoche. ¿Por qué siempre teníamos que estar peleando? Era imposible pasar un día completo sin discutir.

Poche: Ábreme - la voz y dos golpes en la puerta del baño me sacaron de mis pensamientos ¿Cómo había entrado a la habitación?

Calle: ¡Já! - grite irónicamente - Por favor salte  y cuando termine hablamos - utilicé un tono  más cortante. 

Poche: No me hagas entrar - amenazó - Cierra  la llave ya mismo, te espero abajo, tenemos  que hablar - mi corazón se detuvo por un  par de segundos. No pude responder nada  ya que el nudo en mi garganta no me lo  permitía. Hice caso omiso a su orden y  seguí duchándome con tranquilidad. Bajé  las escaleras entre saltos como siempre lo  hacía. 

Calle: ¿Maria José? - pregunté entrando a la sala  pero no estaba. 

Poche: ...En la cocina - escuché su voz y  camine hacia allá. 

Calle: ¿Qué quieres? - pregunté seria cuando  entre 

Poche: Que hablemos - dijo con la boca llena  - Sin que terminemos gritándonos. 

Calle: No hables con la boca llena - rodé los  ojos. Puso su mano en su boca y vacío lo que  tenía dentro de esta. - ¡No hagas eso! - grité  entre risas dándome la vuelta para no ver  las galletas molidas en su mano. 

Poche: Quiero que hablemos sin que  terminemos gritando 

Calle: Sí, pero... - me giré nuevamente - ¡No,  no, no! - volví a darme la media vuelta  cuando regreso las "galletas"' a su boca.  Carcajeo. 

Poche: ¿Querías? - seguía riendo, sólo me  dedique a mirarla con reprobación. - ¿A  dónde ibas? - preguntó cambiando su  mirada. 

Calle: A casa de mi madre. 

Poche: ¿Ah? - se acercó a mí 

Calle: ¿De qué quieres que hablemos? -  cambié de tema 

Poche: ¿A qué vas allá? - preguntó una vez  más 

Calle: Necesito unas cosas - relajó su ceño 

Poche: Bien - suspiró - No me contestaste la  pregunta que te hice hace rato...

Calle: No Maria José... - me incomodaba esa  pregunta, tal vez yo la estaba presionando  demasiado. - Yo no me siento así pero si tú  sientes que es muy... rápido y si te molesta que yo viva aquí, dímelo; Yo no...

Poche: Hey, Hey - alargó riendo. ¡Simplemente no la comprendo! - Eso es lo que quería escuchar - me deslumbro con su sonrisa - Para mí es más que perfecto que vivas aquí, sólo quería saber si tú no te sentías presionada - la golpeé en el brazo y abrió sus ojos a tope - ¿Y eso?

Calle: Pudiste haber dicho eso desde el principio - ahora yo fruncí el ceño - Nos pudimos haber evitado la discusión - sonrió

Poche: Pero luego no habría una reconciliación - pasó sus brazos rápidamente por mi cintura y me apegó a su cuerpo y sin dejarme emitir palabra o sonido alguno capturó mis labios en un profundo beso. - ¿Te puedo acompañar? - preguntó acariciando mi mejilla

Calle: Si - sonreí - Pero pensaba ir de ahí al centro comercial - mordí su labio inferior provocándola.

Poche:  ¿Y? 

Calle: ¿Crees resistir? - levantó una ceja 

Poche: Tengo que acostumbrarme ¿no? 

Calle: Buena respuesta - junté nuestros labios  nuevamente. 

Si por ella fuera, nos hubiéramos quedado  en casa pero ¡ya no tenía ropa! Así que tenía  que ir por unas cuantas prendas más a casa  de mi madre y después a comprar otras más,  ya que la mayoría eran vestidos y digamos  que ya me estaba esforzando un poco más  en cambiar mí forma de vestir. 

Todas las trabajadoras se sorprendieron  al verme, afortunadamente mi madre no  estaba. Si me interesaba verla, saber cómo  estaba; después de todo es mi madre pero  al parecer, bueno con lo que me contaron.  no parecía afectarle mi ausencia. Ambas  estábamos mejor así. 

Narra Poche

Vi a Daniela salir de la casa con una  maleta llena, a penas y podía con ella.  Rápido bajé y le quite la maleta. 

Poche: ¿De verdad necesitas ropa nueva? -  pregunté al sentir el peso de la maleta 

Calle: Si - sonrió y arrugo la nariz - Esa  sólo trae zapatos y bolsos - por suerte la  habitación que le había asignado en casa  tenía un gran armario. 

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Cargada con cerca de diez bolsas estaba  sentada frente a los vestidores de una  tienda. Agradecí no ser la única ya que unos  tipos más estaban igual que yo, unos fuera  de la tienda esperando, otros sentados en los  pequeños sillones esparcidos por el lugar.

Enfoque mi mirada al vestidor número  tres, dónde estaba Daniela; sólo podía ver  un poco más debajo de las rodillas ya que  la puerta blanca no estaba hasta abajo. Vi  como quitaba sus botas, rei por dentro al ver  sus calcetines rosas, jamás había conocido a  alguien que le gustara tanto ese color. 

Ver su short caer a la altura de sus tobillos,  me sacó de mis pensamientos, seguido de  esto su blusa cayó al piso y siendo sincera  me moría de ganas por entrar.

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Les dejo esto y me voy lentamente...

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