9. The last race

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Lando estaba de un humor de perros. Sí, tal vez había estado dentro de los primeros cinco en sus últimas tres carreras, logrando subirse al podio en dos ocasiones. Y aunque eso lo emocionara profundamente, había un malestar persistente instalado en su estómago. Quería atribuirlo a la presión por sumar puntos tanto para su escudería como para él mismo en la lucha por el campeonato mundial, pero tenía que admitir que su malhumor tenía otra causa, una que tenía nombre y apellido.

Sergio Pérez era el responsable de su malhumor. Lando aún no comprendía completamente por qué Checo tenía tanto impacto en él, pero lo tenía. Aunque quería convencerse de que su incomodidad se debía a que Checo era el nuevo del grupo y aún no se había acostumbrado a su presencia, la realidad era más complicada. El pequeño crush que había desarrollado por Checo se había mantenido, y, para su sorpresa, sus sentimientos se habían vuelto más intensos cada vez que estaba cerca del mexicano. Sin embargo, se negaba a admitirlo, al menos en voz alta.

Lo único que lo dejaba tranquilo en ese momento era que el modelo mexicano se encontraba en la Semana de la Moda en Nueva York, por lo que no lo había visto en días. Aunque, de alguna manera, esa misma distancia le causaba ansiedad.

-Esta será la última carrera antes del parón de verano -comentó Ricciardo, sacando al británico de sus enredados pensamientos.

-¿Harán algo interesante? -preguntó Russell, alternando su mirada entre los presentes.

Había cuatro pilotos sentados en un gran sofá en forma de media luna, esperando su próxima entrevista. Lando estaba exhausto, pero se reconfortaba al saber que esta era su última entrevista antes de tener un día libre, justo antes de volar a Bélgica.

-Solo relajarme y visitar a mi familia, es lo único que necesito ahora -respondió el piloto de Red Bull-. ¿Y ustedes?

-Yo me quedaré un par de días en Mónaco, Charles me invitó a conocer a su familia -respondió Sainz.

Los presentes comenzaron a hacer ruidos bajos pero sugerentes ante la respuesta del español.

-¡Cierren la boca, envidiosos! -Carlos se defendió, riendo-. Solo serán pocos días. Pasaré el resto del tiempo con mi hermanito.

-¿Estarás con Checo? -preguntó Lando, tratando de confirmar lo que su amigo acababa de decir.

-Uh-hum -respondió el piloto de Ferrari, con una sonrisa divertida, notando el interés en los ojos del británico-. ¿Y tú qué harás, Lando?

-Realmente, nada interesante -Lando ya tenía planes, pero en ese momento su mente le estaba sugiriendo un plan mejor. Sin embargo, necesitaba que su mejor amigo cooperara, por lo que continuó hablando-. Mis padres no estarán en casa, mis amigos están ocupados... Creo que serán unas vacaciones solitarias -Lando trató de sonar desolado, poniendo su mejor cara de cachorro mojado, esperando que Carlos mordiera el anzuelo-. Supongo que será divertido pasar el tiempo solo conmigo mismo.

-Oh, Lando -dijo George, viendo con pena a su compatriota y considerando la posibilidad de invitarlo a sus vacaciones, aunque eso implicara hacer mal tercio con él y su novia.

Carlos soltó una risita, sabiendo exactamente lo que Lando estaba haciendo. Carlos no era tonto; siempre hacía aquello cuando quería conseguir algo. También sabía que Lando no estaba intentando obtener tiempo con él como su mejor amigo, sino que lo que realmente quería era pasar tiempo con su hermano menor, Checo. Y aunque pensaba negarse al chantaje de su mejor amigo, vio la oportunidad como algo beneficioso para él. Tal vez si Lando iba, Carlos tendría una excusa para también invitar a Charles a sus vacaciones. No creía que a checo le importara; a fin de cuentas, su hermano adoraba a Charles, aunque no tanto a Lando. Pero no veía eso como un problema.

-Sabes, Lando, amigo mío, si quisieras, podrías venir conmigo y con Checo, yo podría...

-¡Sí! -exclamó el británico, llamando no solo la atención de los pilotos, sino también del staff que se preparaba para la entrevista-. Es decir... -se aclaró la garganta antes de volver a hablar-. Si no les molesta, me gustaría acompañarlos en sus vacaciones.

Carlos rio un poco antes de asentir. Tal vez sus vacaciones no serían exactamente como las había planeado con Checo, pero quizás, con la compañía de Lando y la posible presencia de Charles, serían incluso mejores... ¿o no?

[...]

-Entonces, por eso, Lando y Charles se sumarán a nuestras vacaciones...

Carlos terminó de relatar toda una elaborada historia trágica para justificar por qué había invitado al piloto de McLaren a sus vacaciones y cómo eso había llevado a que Charles también se uniera al plan.

-Sí, está bien -respondió Checo, asintiendo mientras miraba a su hermano a los ojos.

Aunque físicamente estaba presente y aparentaba prestar atención a Carlos, su mente estaba atrapada en el mensaje que había recibido de su novio hacía unos minutos: "Creo que debo conocer a tu familia :)". ¿Por qué ahora? Sergio le había pedido esto más de diez veces durante toda su larga y turbulenta relación, marcada por rupturas y reconciliaciones cada dos meses. Aun así, Checo siempre había sido fiel al futbolista, pero el mexicano dudaba que el portugués lo fuera. El modelo sacudió su cabeza y sin querer perderse más de lo que su hermano estaba diciendo, intentó concentrarse en sus palabras. Sin embargo, notó la tensión en el rostro del español y una confusión sutil en sus ojos.

-¿De verdad está bien para ti? -preguntó Carlos, queriendo asegurarse de que su hermano menor no se sintiera incómodo.

Checo frunció el ceño, dándose cuenta de que había dado su aprobación sin saber realmente de qué estaba hablando su hermano, lo que provocó un sentimiento de culpa en su corazón por no haberle prestado la atención debida.

-¿Es importante para ti? -atinó a preguntar el modelo, buscando obtener al menos una pista sobre el tema de la conversación.

-Pues sí... es decir, supongo que un poco. Son mis amigos, pero... -respondió Carlos, un poco confundido-. Pero son nuestras vacaciones. Me importa más que tú te sientas cómodo.

El mexicano mordió su labio inferior, sintiendo ahora una inmensa náusea instalada en su estómago. La actitud tan empática y cariñosa de Carlos lo hacía sentir como el peor hermano del mundo. Y tal vez lo era. Carlos siempre intentaba hacer sentir cómodo a Checo, llenándolo de muestras de afecto, y él ni siquiera podía prestar atención a una mínima conversación que parecía importante para su hermano. Checo sentía que iba a vomitar.

-Si es importante para ti, también lo es para mí, Carlitos -sonrió un poco, tratando de transmitir una seguridad que no tenía-. Así que, es un sí definitivo.

Carlos sonrió y asintió, sin percatarse del verdadero estado de ánimo de su hermano menor.

-Muy bien, afinaré los detalles con Lando y Charles -dijo el español con buen humor.

Checo observó cómo su hermano bajaba la mirada, sumergiéndose en su celular. Aprovechó ese momento para girarse y mirar a través del vidrio del hospitality de Ferrari. Su mente seguía siendo un torbellino de pensamientos, y su cuerpo lo estaba resintiendo; las ojeras, el dolor de cabeza y sus huesos sobresaliendo de su piel eran un reflejo de ello. Necesitaba poner todos sus asuntos en orden.

Detest to Adore | Lando & ChecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora