El resto del trayecto de Mónaco a España, Checo lo pasó conviviendo con los amigos pilotos de su hermano. Aunque al principio había sido reacio a unirse al grupo, poco a poco se sintió más cómodo y les tomó cariño. Los pilotos también parecían disfrutar de la compañía del mexicano. Sin embargo, había un piloto que no compartía ese sentimiento de camaradería.
Lando no podía evitar sentirse incómodo por la indiferencia de Checo hacia él. Durante el vuelo, Checo había interactuado con casi todos: hizo preguntas a Max, contó chistes con Daniel, intercambió miradas intensas y sugestivas con Oscar y George, y hasta coqueteó descaradamente con Charles, llamándolo con apodos cariñosos. Pero con Lando, no había habido nada. Ni siquiera una mirada fugaz o una palabra amable. Esta aparente indiferencia lo irritaba profundamente, y aunque sabía que debía dejarlo pasar, no podía sacárselo de la cabeza.
El británico estaba decidido a confrontar a Checo en cuanto aterrizaran en España, pero cuando finalmente llegaron, Checo simplemente se despidió de todos, dejando un beso en la mejilla de su hermano y de Charles antes de subir a una lujosa camioneta que lo alejó rápidamente del aeropuerto.
-¿A dónde va? -preguntó Lando, frustrado, mientras veía la camioneta desaparecer en la distancia.
-Dijo que iría a Mallorca -respondió Carlos con un toque de tristeza en la voz.
-¿No vendrá con nosotros? -preguntó Lando, un tanto exaltado. Carlos lo miró con el ceño fruncido-. Creí que venía a verte competir -se corrigió rápidamente el piloto de McLaren.
-Dijo que llegaría el sábado -intervino Charles, quien ayudaba a Carlos con sus maletas-. Solo que tenía que reunirse con unos amigos antes.
Lando frunció el ceño, molesto. ¿Por qué Charles sabía todos esos detalles? Y, lo más importante, ¿quiénes eran esos amigos con los que Checo debía reunirse? ¿Eran tan importantes como para alejarse justo antes de la carrera? Sacudió la cabeza, intentando apartar esos pensamientos de su mente. Sabía que Checo estaba allí por Carlos, no por él, y no debía olvidar eso.
-Mis papás se van a decepcionar de que Checo no llegue a cenar hoy -dijo Carlos con una mueca de disgusto.
-Tranquilo, Carlos, llegará para la carrera -trató de animarlo Charles-. Tus padres también vendrán a verte, ¿no es así? -Carlos asintió, algo desanimado-. Seguro que se emocionarán de ver también a tu hermano allí.
Carlos asintió nuevamente, aceptando el consuelo de Charles y sintiendo un pequeño alivio en su corazón. Sin embargo, la tristeza seguía ahí, al igual que la incertidumbre de lo que realmente estaba pasando por la mente de su hermano menor.
[...]
-Ya todo terminó, Ly, ¿puedes por favor soltarme? -pidió Checo con un tono contenido, tratando de liberar su muñeca del agarre de su novio.
-¿Por qué no me dijiste que Carlos Sainz es tu hermano? -preguntó Lysander, su voz fría y controlada.
-No creí que te importaría -respondió Checo con total sinceridad, sintiendo la tensión en el aire.
-¡No me importa, Sergio! Pero me dejaste como un idiota -exclamó el futbolista, casi gritando, la desesperación evidente en su tono-. ¿Acaso no lo entiendes?
El cuerpo de Checo temblaba, una mezcla de miedo y ansiedad apoderándose de él. Aunque había enfrentado antes a Lysander en ese estado, sabía que siempre era él quien terminaba lastimado, tanto física como emocionalmente. Sin embargo, en esta ocasión, el miedo no era la única emoción que lo embargaba. Estaba enojado. Enojado con Lysander por hacer un escándalo por algo tan trivial como una foto con su hermano. Enojado con Carlos por ser tan afectuoso. Incluso estaba molesto con Lando, quien lo había mirado con desdén durante todo el vuelo a España. Pero, sobre todo, estaba enfadado consigo mismo, por seguir atrapado en esta relación y no poder encontrar la paz mental que tanto anhelaba antes de conocer a Lysander.

ESTÁS LEYENDO
Detest to Adore | Lando & Checo
Fanfiction-¡Te amo! Cásate conmigo. -No te veo arrodillado con un diamante en tus manos -respondió Checo divertido, con un deje de picardía en su voz. -Dame un par de horas y estaré en Nueva York de rodillas frente a tus apetitosos muslos.